Sueño

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La verdad no sabía cómo terminó contándole sus problemas con Claudio a un pelirrojo que conoció hace dos días, pero tampoco se queja, la verdad Jabes es una buena contención. Ni bien entraron a la cafetería, Agustín no pudo evitar notar cómo el ambiente era familiar, había incluso niños en una esquina compartiendo tazas de plástico decoradas de diferentes personajes. Miró el menú, y cuando se dió vuelta a su izquierda, Jabes lo estaba mirando

—¿Y?¿Viniste alguna vez acá? —dijo el pelirrojo mientras iba al mostrador.

—No, no, ¿Es buena? —contestó, siguiéndolo a dónde iba, como si fuera un patito bebé persiguiendo a la mamá pata.

—De las mejores, ya vas a ver. —dijo Jabes sacando un número para posteriormente ser atendido. —¿Qué vas a querer vos? —miró al menor, que miraba con atención el menú.

—Capaz un… Frapuccino. —sonrió Agustín, mirando como Jabes lo juzgaba con los ojos.

—Si bueno, ¿De qué sabor lo querés? —se cruzó de brazos, fingiendo estar indignado.

—Caramelo. —contestó el menor, con una sonrisa ladina.

—Ah eras puto enserio. —después de esto, Jabes le pidió a Agus que se sentará en una de las mesas que estaba al lado de la ventana. Cuando el menor se fue, llegó su turno de pedir.

—Hola, te quería pedir un… Frapuccino de caramelo… Y un chai latte. —dijo Jabes, mirando el mostrador. —Y poneme una porción de la Red Velvet, y dos medialunas con jamón y queso.

—Vas a comer lindo, eh ¿Te lo paga el chetito ese? —dijo el barista, a lo que Jabes atinó a poner el dedo índice sobre sus labios, en señal de que haga silencio.

—Iker, no me cargues, dale… —Jabes miró al empleado con una mirada de complicidad, pero que también denotaba cierta súplica.

—No aguantás nada nene, dejá. —Iker lo mira a los ojos, con un sonrisa burlona —Andá, yo te llamo cuando esté tu pedido. —Iker le guiñó un ojo, Jabes asintió y se fue a sentar donde estaba Agustín.

Al llegar a su mesa, notó a Agustín escribiendo en una pequeña libreta que había llevado, este la escondió al instante. Jabes sonrió, se sentó frente a su compañero de banda y lo miró.

—Ya pedí, en un rato nos llaman y lo voy a buscar. —extendió su mano, la cerró y la abrió dos veces. —Dale, me contaste hasta tu tipo de sangre ¿Y ahora te hacés el misterioso? —Agustín rodó los ojos, y así, le pasó la libreta.

“Vivís de noche, buscando a alguien más a quien drenar.
Hoy soy otro inocente al que lograste lastimar”

Jabes leyó eso, mirando cada detalle, al parecer el título de la canción era “VAm¶ir0”. Jabes sonrió al ver dibujados unos labios que, en la finura y forma, se asemejaban a los de Claudio. La única particularidad, era que estos tenían colmillos de vampiro, con una mancha en ellos. Estaba dibujado y pintado en lápiz negro pero, a juzgar por el contexto, pudo deducir que se trataba de sangre.

—No sabía que dibujabas. —le devolvió la pequeña libreta anillada —¿Claudio de nuevo?

—Y sí, no puedo pensar en otra cosa. —El mayor lo miró con una cara de ternura, luego sonrió.

—Es tan lindo el primer amor. —Jabes notó como el menor lo miró con una expresión rara, abultando los labios y frunciendo el ceño, en una llamada “trompita”.

—No es el prime-

—Pero es el más fuerte. —dijo Jabes, interrumpiendo al otro, con una sonrisa sincera. Agustín se sorprendió, le frenaron la carretilla*, quedó calladito.

Puede Ser [Agustín Ruberto x Claudio Echeverri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora