REGLA #1

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Taehyung es un chico lindo y lo sabe. Se para frente al espejo y lo ve. Sobre todo, cuando usa sus zapatos de tacón. Le hacen ver más alto y su trasero más levantado.

También es un chico bueno. O eso quiere creer.

Ha visto a su amigo Jimin. Él es un niño adorable, dulce y excesivamente tierno. También tiene un Daddy. Uno que lo quiere como si fuera lo más bello del mundo y le da regalos. Muchos regalos. Lo sabe porque ha estado en la mansión y ha visto las montañas de juguetes y cojines en la gran sala de juegos.

Taehyung también quiere un Daddy. Un hombre fuerte y severo, pero también cariñoso que cuide de él. Algo parecido a lo que tiene Jimin, pero sin los juguetes. Él no es pequeño, pero sí un completo mocoso y probablemente sea eso por lo que no tiene un Daddy.

Nadie quiere a un chico revoltoso como Taehyung. Vistiendo con pantalones ajustados, camisas que muestran su ombligo y zapatos de tacón. Especialmente, nadie quiere a un chico que no sabe seguir las reglas y que mira a todos con cara de asco. Excepto a Jimin, a él nadie podría verlo si no es con adoración. Por eso es su amigo. Su único amigo.

Taehyung quiere que le pongan reglas, aunque no las cumpla. Porque así es él. No sigue las reglas, casi nunca, aunque sabe que debe hacerlo y a veces se esfuerza. Pero, de nuevo, nadie quiere ser el Daddy de Taehyung.

—Tata ¿Qué tienes?

Taehyung juega con Jimin y sus juguetes todas las tardes. Acompañándolo luego de hacer los deberes, los que hace solo porque el pequeño pollito le ayuda y porque si no, la universidad sería un caso perdido.

—Yo también quiero un Daddy —Taehyung suspira y se confiesa, porque Jimin es de confianza y no lo va a juzgar y porque ha estado viendo el cochecito en su mano por demasiado tiempo. —Pero a mi nadie me quiere, Minnie. No soy un pequeño como tú.

—No tienes que serlo, Tata. No tienes que ser como yo porque hay alguien allá afuera que quiere a alguien como tú.

Sí.

No. Nadie puede querer a una cosa rebelde como Taehyung.

Antes de que pueda decirle eso a Jimin, la puerta de la sala de juegos se abre y el Daddy de Jimin entra por el hueco. El señor Min Yoongi, el que ha cuidado de Jimin por ya dos años y lo quiere tanto que le ha puesto reglas que debe seguir y Jimin es tan bueno que lo hace.

—Hola, bebé. Hola, Taehyung —Saluda el señor Min.

—Hola, Daddy.

—Hola, señor Min.

—Oh, lo siento Taehyung. Tengo que robarte a este bebé por unos minutos.

Y así el señor Min y el pequeño Jimin se van. Seguro a derramar miel en alguna esquina alejada de la gran casa.

Pero el hueco de la puerta no queda vacío. Un hombre alto, delgado y hermoso ocupa el lugar. Con las manos en los bolsillos del traje y una mirada que grita desafío, o quizás disgusto porque Taehyung usa unos leggins negros con brillos de plata, un croptop blanco de mangas largas y botines de cuero con tacón cuadrado.

La gente suele mirarlo así y por eso Taehyung les devuelve la mirada con asco. El hombre precioso con boca llena y mirada de hielo no sería la excepción. Taehyung entrecierra los ojos y levanta la nariz, camina hacia la pared de espejos al fondo de la sala y se arregla el dobladillo del croptop. No le llega más allá de la línea de las costillas así que no es como que jalarlo vaya a ocultar su estómago y no quiere tampoco.

—¿No vas a levantar los juguetes?

Oh, Cristo. Esa voz. Taehyung podría volverse obediente por esa voz.

—No son mis juguetes —dice Taehyung. Podría levantar un poco, pero no lo hará delante de este hombre. —Además, ¿Quién eres tú?

Taehyung ve el cambio en los ojos del hombre. Como si intensificara el desafío.

Sassy y rebelde —dice el hombre sin dejar de mirar a Taehyung.

La cara de Taehyung lucha contra un sonrojo, porque es imposible que el hombre lo haya descrito con esas palabras. No porque sea mentira, sino porque es exactamente la verdad.

—Soy Jung Hoseok y tú, pequeño Brat, deberías hacer algo de limpieza.

Hoseok suena como al nombre de un Daddy y sus palabras tienen pinta de una orden, pero Taehyung no se mueve, solo habla.

—¿Por qué?

—Porque reconozco a un chico al que le hace falta que lo pongan en su lugar y le enseñen a hacer sus tareas.

Oh. Taehyung siempre ha querido a alguien que le dé una lista de tareas y le enseñe a obedecer.

No es que se vaya a lanzar de rodillas y cumplir una orden.

—No.

—No, ¿qué? —Hoseok parece más un Daddy de cerca, porque se ha movido y está arrinconando a Taehyung contra el espejo —¿No te hace falta que te pongan en tu lugar? O ¿No vas a hacer tus tareas?

Ufff.

—Recoge y obtendrás una recompensa. No lo hagas y tendrás un castigo.

La boca de Taehyung se abre, pero no emite sonido. Está aturdido por el dominio de Hoseok y su mente está dividida entre el sí, Daddy y el recoge tú.

—¿Qué castigo? —No era eso lo que Taehyung debería haber preguntado, pero el aroma a cedro de Daddy -Hoseok- lo está desconcentrando.

—Si fueras mi chico te prohibiría correrte durante una semana, pero no lo eres. Tampoco soy tu Daddy, así que no puedo hacerte nada y ni siquiera me has dicho tu nombre.

—Taehyung —Jadea sin aliento.

—Hermoso nombre y hermoso chico, pero me he excedido al darte órdenes y una amenaza. De nuevo, no eres mi chico. No es mi lugar.

—¿Y si lo fuera?

Cállate Taehyung. Cállate.

Hoseok suspira y Taehyung siente su aliento sobre sus mejillas.

—Si lo fueras, te daría las reglas que veo que te hacen falta y cuidaría de ti.

Taehyung quiere eso, pero no sabe cómo pedirlo y no parecer necesitado. La gente se aprovecha cuando ven la necesidad.

—Nunca sigo las reglas.

—Puedo verlo. Pero me gustan los desafíos.

A nadie nunca le ha gustado el desafío que representa Taehyung, pero lo quiere y podría jugar con las reglas.

—¿Me ayudarás? —Pregunta Taehyung viendo a la pila de juguetes.

—Esa podría ser nuestra primera regla —dice Hoseok—: Siempre pedir ayuda a Daddy.

Taehyung ha levantado los juguetes a regañadientes, pero solo porque Daddy —sí, Daddy— le ayudó a hacerlo. Al final, obtuvo un elogio por sus leggins y un beso que le erizó todo el cuerpo y le dejó la duda persistente de cuál habría sido su castigo.

Pensar en una lista de reglas que Taehyung podría o no cumplir es gratificante. Recordar el contorno de la polla de Daddy empujando contra su cadera, es un incentivo de masturbación.

Daddy se fue esa tarde con la advertencia de no hacer cosas traviesas, pero Taehyung nunca ha sido muy obediente.

Recién ha encontrado un Daddy, pero siente que Hoseok podría ser todo lo que ha esperado.

Las reglas de Daddy #2 |HopeV| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora