REGLA #4

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Hoseok conoce de sobra a su pequeño caramelo. Taehyung no es un little baby, tampoco quiere que lo sea.

Le gusta que su chico le ofrezca un desafío, que se desenvuelva y secretamente espera que sea un total mocoso (la mayor parte del tiempo), cuando no signifique que Taehyung se olvide de alimentarse o mantenerse a salvo.

Como el Daddy de Taehyung, Hoseok disfruta de sus pequeñas rabietas y es consciente de las razones de por qué su bomboncito es así.

A Taehyung le gusta la atención, le gusta que lo vean y lo noten. Por eso se viste con pantalones que le cuelgan de las caderas y tops que muestran su vientre, los zapatos de tacón hacen que se note más su trasero y Hoseok ama ese trasero, sus berrinches y sus retos.

Lo que Hoseok no ama, o no tanto, son las rabietas sin sentido y en público. Taehyung no es un pequeño, no debería armar escándalo. No delante de la gente. No delante de media docena de personas en medio de su oficina.

Taehyung ni siquiera debería estar en su trabajo, pero el chico despistado se dejó las llaves dentro de la casa y está esperando por Hoseok para irse juntos. Ahora que Taehyung vive con él, Hoseok puede cuidar mejor de él, pero a veces su dulce se vuelve un poco, muy demandante.

Como justo ahora, que Hoseok está en medio de una reunión importante y Taehyung debería estar esperando en la oficina, no haciendo de las suyas en la sala de conferencias. Sentado encima de un mostrador, pavoneándose como un gato y jugueteando con todo lo que encuentra. Hoseok sólo puede ver de reojo las largas piernas de Taehyung, envueltas en un par de jeans blancos muy ajustados encaramadas sobre el mostrador y balanceando sus finos tacones en el borde. Estirando el cuerpo como si se estuviera acicalando, jugando con el dobladillo del top negro con lentejuelas que le llega por encima de las costillas. Demasiado corto para andar por ahí exhibiéndose, pero esa mañana Taehyung no obedeció cuando Hoseok le advirtió que no saliera a la calle así vestido y se salió con la suya después de engatusarlo con ojos de cachorro y besos de mariposa.

Ahora, Hoseok no puede concentrarse en lo que está diciendo, y su jefe, Min Yoongi sólo lo ve con ojos divertidos. Los demás se están comiendo a Taehyung con la mirada y a sabiendas de que todo lo que miran le pertenece a él. Porque él es el Daddy de ese mocoso y el mocoso sabe lo que hace y justo ahora sabe que está rompiendo una regla. Una de esas que a Taehyung le parecen divertidas: Nunca provoques a Daddy.

Y lo está provocando. Pellizcando la piel del hombre de negocios y también la del Daddy. Porque Hoseok se muere por terminar bien su reunión y al mismo tiempo por inclinar al pequeño caramelo sobre ese mostrador y azotarlo hasta que le ruegue que pare, hasta que le jure que no lo hará de nuevo. Que no lo volverá a provocar haciendo que todos lo miren y llamando la atención de otros que no sean él.

Es justo por eso que Hoseok le dio esa regla, porque sabe de lo que es capaz Taehyung para hacer que lo noten, para que lo vean y lo escuchen, pero sobre todo porque Hoseok sabe de lo que él mismo es capaz cuando está siendo provocado. Taehyung también lo sabe y lo está haciendo de todos modos.

Suerte para Hoseok que el pequeño de Yoongi aparece en la puerta. El CEO de la empresa es un pedazo de arcilla frente al muchacho y termina la reunión en un segundo. No es que Hoseok lo critique, él también se vuelve un tonto con Taehyung, pero de una manera un poco deferente.

—¿Ya nos vamos, Daddy?

Lo harán. Se irán a casa, pero no antes de que Hoseok le enseñe al mocoso a no provocarlo.

—Eres consciente de lo que hiciste ¿verdad?

—No sé de qué hablas, Daddy.

La inocencia fingida de Taehyung es sexy, pero puede que encuentre lo que está buscando.

—¿Estás buscando atención, mi dulce? Entonces, te daré atención.

Hoseok señala la superficie de la gran mesa delante de su asiento. Puede ver el brillo del deseo en los ojos de Taehyung y el balanceo de sus caderas cuando salta del mostrador y camina hasta pararse junto a la mesa.

—Solo quiero que vayamos a casa. Estoy aburrido —Taehyung hace un puchero.

Hoseok no se lo compra.

—Inclínate.

—¿Y si no quiero?

Pero Hoseok sabe que su dulce quiere. Lo desea.

Hoseok se acerca, muy cerca. Donde puede sentir el calor y el aroma a chicle en el aliento de Taehyung. Lo toma por la cintura descubierta, lo gira y luego lo inclina. El mocoso quiere que lo obliguen.

El culo de Taehyung está inclinado hacia arriba, respingón por encima de las largas piernas y los altos tacones. Al alcance de la mano, de un azote, de una embestida.

Hoseok levanta la mano derecha y rápidamente la deja caer en dirección al culo de Taehyung, pero en el último momento se detiene y acaricia suavemente, muy suavemente la carne cubierta por el pantalón. Taehyung mira de reojo y frunce el ceño al ver que el azote no llega y Hoseok piensa que dos pueden jugar el mismo juego.

La provocación.

De nuevo, la mano de Hoseok sube por encima de su cabeza y vuelve a bajar rápidamente, pero como la primera vez, se detiene a milímetros del trasero del pequeño mocoso y se posa con suavidad, acariciando de arriba abajo y haciendo un camino por la espalda baja de Taehyung hasta meterse por debajo del top y rodearle la cintura.

Hoseok descansa su peso sobre la espalda de Taehyung y escucha de cerca el suave gemido frustrado de su dulce y picante caramelo.

—Lo quieres. Quieres que te de una tunda y te haga arder el culo, pero no creo que sea el castigo adecuado cuando lo deseas tanto.

La mano que Hoseok tiene envuelta en la cintura de Taehyung baja hasta la ingle y aprieta la semi erección que ya está asomando bajo los apretados pantalones. Taehyung gime y se empuja hacia la mano alrededor de su polla, pero Hoseok se aparta antes de que pueda obtener fricción.

—¿Daddy? —Pregunta confundido Taehyung.

—Me provocaste mi dulce, lo hiciste deliberadamente y rompiste la regla sólo para obtener lo que querías. Pero yo también puedo hacerlo.

—¿Vas a azotarme?

Oh, no. Taehyung merece de verdad un castigo y está a punto de recibirlo.

—Quédate quieto, pastelito.

Hoseok se aparta un poco del cuerpo de Taehyung y baja la cremallera de sus propios pantalones, para luego volver a inclinarse sobre su espalda.

El jadeo de Taehyung excita a Hoseok más de lo que ya estaba desde que el mocoso se subió al mostrador y empezó a pavonearse al estilo de un gato, y comienza a mover las caderas en un movimiento de vaivén que hace que su polla se frote contra la piel bronceada de Taehyung que no está cubierta por el top. Baja un poco los pantalones de Taehyung, pero sólo un poco. No lo suficiente para que su culo quede descubierto y se frota más rápido y más fuerte, gruñendo en la nuca de Taehyung que gime y lloriquea desesperado.

—Daddy... Daddy, fóllame. Por favor —ruega Taehyung, empujándose hacia atrás contra la polla de Hoseok en su espalda y tratando de abrir sus pantalones con las manos, pero Hoseok lo toma por las muñecas y hace que plante las manos en la madera de la mesa.

—No, mi dulce. Este es mi espectáculo y tú estás castigado.

Hoseok se frota una y otra vez, escuchando los gimoteos enfurruñados de Taehyung y se corre sobre la espalda baja de su pequeño caramelo con un gruñido mordido en la nuca de Taehyung. Sin decir nada se aparta y se sube los pantalones mientras Taehyung se da media vuelta y lo fulmina con la mirada y se presiona la mano sobre su polla todavía dura.

—Te odio —declara totalmente indignado y Hoseok se ríe entre dientes.

—No, cariño. No me odias.

—Te odio —repite, dando un pisotón y cruzándose de brazos.

Hoseok se inclina y le da un beso a Taehyung, sonriendo cuando su dulce se inclina sobre su boca. Sabe que no lo odia, pero a veces es necesario ponerle mano dura al dulce y desesperante chico para que aprenda a cumplir las reglas.

Una vez que hayan ido a cenar y estén de vuelta en casa, si Taehyung se porta bien, podría recibir los azotes como recompensa.

Las reglas de Daddy #2 |HopeV| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora