Sus manos trazan caricias en mi cuerpo, mis labios no abandonan los suyos en ningún instante y en ese momento solo un pensamiento atraviesa mi mente.
¿Esto en realidad sucederá?
Mis manos temblorosas e inexpertas se ajustan a los botones de su camisa para comenzar a desabrocharla.
Oh si, va a suceder.
Sigo torpemente deshaciéndome de su camisa cuando me ha dejado sobre la cama pero lo único que consigo es golpearme la cabeza con el respaldad de la cama.
—Auu... — me quejo y él deja escapar una risa.
Muero de vergüenza.
—No es gracioso —frunzo el ceño—. Soy una torpe.
—No eres una torpe —ajusta su mano a mi rostro y sonríe—. Eres bellísima.
—Lo siento mucho, creo que lo he arruinado —miro hacia otra dirección y él me obliga a verle a los ojos.
—Si estás nerviosa, dejaré que estés segura para que...
—Estoy segura —esbozo una sonrisa—. Es solo que...
—¿Qué...?
Trago en seco y no me atrevo a revelarle las verdades de mis visitas constantes al médico.
—No sucede nada —le sonrío y lo beso profundamente de nuevo en los labios.
—Déjame hacerlo todo a mí —susurra pegando su boca a mi cuello.
Stavros me presiona sobre la cama, comienza a deshacerse de la ropa que llevo puesta, sus labios pronto se adueñan del quiebre de mis senos para besarlos desde allí bajando hasta mi vientre donde se detiene, sus ojos hacen contacto con los míos y asiento en señal de que le permito que esta noche me posea de todas las maneras posibles en que pueda hacerlo.
Una de sus manos se ajusta a un pliegue de mis bragas, las retira con suavidad y las deja a un lado para después pasar su boca lenta y tortuosamente por mi piel. Me aferro a las sabanas sintiendo el éxtasis en mi cuerpo cuando su boca comienza a lamerme en la intimidad.
Siento que voy a morir.
Arqueo mi espalda, las imágenes de sus ojos concentrados en mi rostro que refleja la manera en la que me ha encendido es como chispa que crece en mi interior, la imagen de su boca pasar una y otra vez por mi centro llenándose de mí.
—Eres preciosa Ann —susurra para después comenzar a deshacerse de su pantalón—. Pero me temo que debo reprenderte por un pequeño detalle que has dejado pasar —se relame los labios.
Mis ojos se concentran ahora en su miembro escondido entre su ropa interior.
—¿De qué se trata? —pregunto de manera jocosa.
Él me regresa una sonrisa, se deshace del resto de su ropa hasta quedar completamente desnudo y se apoya para pegar completamente su cuerpo al mío presionándome.
—¿Sientes eso? —pregunta cuando su erección ha rozado mi intimidad.
—Si —digo en un pequeño jadeo.
Su mano libre ahora sube hasta mis pechos desnudos y erguidos para masajearlos.
—Es gracias a ti, ¿cómo te atreves a ir por ahí sin sostén? —pregunta besándome en el cuello.
La tensión se me sube.
—Es que..., estaba ya dormida.
—¿Lo estabas? —Baja su mano ahora hasta mi intimidad para introducir uno de sus dedos y trazar movimientos en mi interior—. ¿O acaso estabas jugando conmigo a las escondidas?
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Guardián Oscuro (Pausada)
RomanceAnneliese ha tenido solo un deseo en la vida, encontrar al hombre que la salvo años atrás de la muerte, su inspiración para describirlo en aquellas páginas que se niega a mostrarle a alguien, en el único de sus escritos que se reserva para ella mism...