Convencí a mi mamá de faltar al colegio, otra vez. Pero como siempre, llevándola a mi hermana menor al colegio.
Yo, feliz.
En la parada, estaba allí, apoyado en un árbol con su teléfono. Tan lindo como siempre, o como las pocas veces que lo cruzé.
No dejaba de mirarlo, y él no despegaba su vista de aquel celular. Fruncía el ceño, apretaba su labio pensativo... y al cabo de unos pocos minutos, tomó camino por dónde había llegado.
Se fue.
《¿Por qué se fue?》pensé.