Para mi sorpresa, bajó en mi parada. Sonreí.
Mi papá nos esperaba del otro lado del asfalto, lo saludamos y caminamos.
El chico hiba detrás mio, lastimablemente. ¿A él le gustará mirarme como a mi me gusta mierarlo? No lo creo.
Quería voltearme y verlo, pero no pude, ni quería parecer alzada.
Llegando casi a mi casa —la de el chico, aparentemente, es más lejos que la mia —, la mamá y el hermano de el chico pasaron delante nuestro, ella con el ceño fruncido y caminando muy rápido.
Mi curiosidad me llevó a voltear y ver si el chico seguía detrás nuestro, y si allí seguía, adivinar porque la expresión de su mamá.
Y lo adiviné: estaba fumando. De seguro a ella no le gusta.
Llegamos al portón de mi casa, y como yo era la última en ir, me tocó cerrar éste una vez mis papás y hermana pasaron.
El chico pasó enfrente mio, dió una canada a su cigarro y suspiré. Es muy hermoso.
《¿Por qué no me mira más?》pensé.