El silencio reinaba la habitación y la tensión era tan densa que costaba respirar. El rubio y el castaño se miraban a los ojos, desafiantes, cada uno a un extremo de la mesa. Ninguno quería empezar a hablar, pero, sin embargo, tenían mucho que decir. Hasta que al fin Mapache se levantó en su sitio, dando un puñetazo a la mesa.
-¿¡SE PUEDE SABER QUE TE ESTABA PASANDO POR LA CABEZA COMO PARA DEJAR ESCAPAR A CAOS, PEDAZO DE MIERDA!?
Mysterion cerró los ojos y apretó los puños. Sabía que tenía parte de culpa, pero no toda. El chico imitó al que se encontraba frente a él y se puso de pie.
-AL MENOS YO HAGO ALGO, NO COMO TÚ Y TU CULO GORDO.
Los ojos del resto iban de un lado a otro, como si fuera un partido de tenis. Algunos murmuraban, otros estaban serios y pocos se sonrojaban, sabiendo que también tenian parte de culpa.
-LO TENIAS A TU ALCANCE, PERO CLARO, MYSTERION ES MUYYYY GUAY Y TIENE QUE HACERSE EL CHULO EN FRENTE DE SUS ENEMIGOS.
-NO ES MI CULPA QUE CAOS SEA UNA CUCARACHA ESCURRIDIZA QUE SE ESCABULLE EN LOS RINCONES.
-POR FAVOR, VI PERFECTAMENTE CÓMO SONREIAS.
-PORQUE PENSÉ QUE LO TENIA EN EL BOLSILLO. A PARTE, SI COMIESES MENOS MIERDA, TE PESARÍA MENOS EL CULO Y HABRIAS LLEGADO A TIEMPO.
-¡SERÁS-!
-¡Calma, calma!- Dijo levantándose de su silla Craig, viendo que en cualquier momento se iban a tirar el uno encima del otro.
-Oh, claro. Nosotros nos tenemos que calmar porque tú y tu noviecito estabais comiendo la boca el uno al otro, pedazo de maricones.- Dijo Cartman, enfadado.
-Eh, eh, eh. Con Craig nada, pedazo de albóndiga. ¿Que estabas haciendo tú? ¿Comer helado?
-No te metas, rubio de bote.
-¡Me meto si quiero y más si es con mi novio!
-Oh, ¿Si? Pues iros a meteros el p-
-¿OS ESTAIS ESCUCHANDO?- Exclamó la chica.- Dejas de pelear. Puede que no estuviese bien que Tweek y Craig se distrayesen, pero tampoco tienes derecho a insultarles, Eric.
-Cállate, que nadie te ha dado permiso para hablar.
"Zas" un tortazo surcó el aire y le dió de lleno en la cara al castaño.
-Si, Wendy. Perdona, Wendy.- Se quejó este, frotándose la mejilla.
-Como sea, no ha sido mi culpa que Caos escapase. La próxima vez, me podríais hacer caso y... Bueno, lo habríamos atrapado.
-Lo que tú digas, Mysterion, lo que tú digas.
La puerta del sótano se abrió, y la señora Cartman asomó la cabeza por ella.
-Eric, cariño, no os acosteis muy tarde.
-Siiiiii, mamá.
-Y no habrás la puerta de mi cuarto, ha venido un amigo de la universidad y vamos a... charlar un rato...
-Vale, mamá. Ahora vete, joder.
-Buenas noches, cielo.
-Que si, que si...
La puerta se cerró, Mysterion y Mapache intercambiaron una mirada.
-Ya has oído a tu madre, Cartman. Buenas noches.- Dijo este, levantándose y recogiendo la chaqueta que habia dejado en el perchero, para luego dar un sonoro portazo al salir.
-Entonces... ¿Se acabó la reunión?- Preguntó dudosamente Clyde.
-Si, Clyde, ya os podéis ir.- Le respondió el otro castaño, rodando los ojos y quitándose el antifaz.Se metió a su cuarto por la ventana, intentando no despertar a sus padres. Se quitó la capa y el gorro de aluminio, suspirando. Escondió la bolsa con las joyas bajo su cama y se frotó los ojos, agotado. Robar una tienda no era fácil, y más con superhéroes tras él, sobretodo, Mysterion. Más bien... Sólo Mysterion. Pues el resto no eran demasiado competentes. Le encantaba picarle y hacerme rabiar, pero sobretodo le gustaba cuando lograba hacerle sonrojar. No es que le gustase el héroe ni nada parecido, sólo le divertía hacer que la gente se saliese de sus casillas. Aunque Mysterion no es que fuera feo... Pero bueno, no le gustaba. Ya tenía a alguien más a quien mirar durante las clases y sonreír a cada pensamiento de él. Su Kenny... Bueno, Kenny, aún no era suyo. Hacía poco había descubierto algo. A pesar de que su padre ya se lo advirtió hacía un tiempo, ahora lo tenía claro. Era bisexual, y todo gracias y los malditos ojos azules violáceos de su mejor amigo, que hacía que se pasase todas las clases distraído, mirándole con una sonrisa. Butters sonrió al recordar los suaves mechones de pelo que caían de vez en cuando por la cara del rubio que le había robado el corazón y se puso el pijama. Cogió el móvil antes de dormir y vio que Kenny le había escrito, haciendo que su corazón se acelerase.
"Oye, Buttercup, tienes la tarea de mates?"
"Si, claro. Te la paso?"
"Porfiiiiii"
"Ok, dame un segundo"
El ojiazul se levantó de la cama e hizo una foto a su tarea de matemáticas impecablemente hecha.
"Gracias, Buttercup. Tqm 🧡"
"Ntp, yo tmb tqm 💙"
El chico suspiró y apagó el móvil, envolviendose de nuevo en las sábanas y sabiendo que jamás le querría como él lo hacía, pero al menos lo tenía a su lado y era su amigo. Al menos le defendía y protegía cuando lo necesitaba. Y así, abrazando un peluche e imaginado que era su Kenny, se quedó dormido a los pocos minutos, deseando tocar sus pelos rubios mientras dormía.La clase era una de las más aburridas del día. Historia. La voz somnífera de la profesora hacia que los bostezos fueran abundantes en el aula. Cómo la maestra estaba más ciega que un topo y ahora se había puesto a hablar de su relación con el vecino de enfrente, los alumnos aprovechaban para hacer lo que fuera. Tweek y Craig se acurrucaban al fondo, viendo un vídeo en el móvil de uno de ellos. Stan y Kyle se habían puesto a pelear con lápices y hacer sonidos de sable láser. Bebe y Wendy se pintaban las uñas mientras se contaban chisme del instituto y se quejaban de los chicos. Y luego estaba Butters, quien estaba con un auricular puesto, escuchando a cualquier otra cosa que fuera más interesante que el 3° divorcio de la profesora, que ya parecía Enrique VIII.
Kenny garabateaba en el papel, y, cuando se dió cuando, había dibujado a un rubio que odiaba con toda su alma: Caos. Se sonrojó un poco y empezó a borrarlo. Estaba disperso. ¿Cómo se le ocurría dibujar a su mayor archienemigo? Si cualquiera le viese, se pensaría que le gustaba... Iuk. Jamás le gustaría un chico como Caos. De repente, sintió un peso en su hombro. Butters se había quedado dormido, y roncaba en silencio. El otro chico sonrió y le quitó los mechones de la cara. Butters era una personita muy especial para él. Sabía que el chaval confiaba mucho en él, pues fue al primero en contarle que era bisexual y siempre le contaba todo. A cambio, el le protegía y consolaba cuando este estaba demasiado devastado como para hacerlo por si sólo. Sonrió mirando las pecas que había en su cara, y la clara cicatriz de su ojo izquierdo. Sus labios siempre estaban brillantes, casi como si llevase brillo de labios. Y conociéndolo... Era lo más probable. Olía a fresas con nata, un perfume que Kenny le había regalado hacía ya un tiempo. Aunque tuviesen 16 años, para él siempre sería su niñito dulce, aunque a veces dijese cosas cuestionables. Su mejor amigo era un rollito de canela, no cabía duda. Y él era el encargado de mantenerlo tierno y cálido, y eso le gustaba. Él timbre sonó y todos corrieron al patio. Butters se despertó y sonrió a Kenny, sonrojado.
-Perdona.
-No te preocupes. Eres muy mono cuando duermes.
-Oh, Kenny, cállate.
-Te veo luego.
Butters empezó a recoger sus cosas, cuándo notó que alguien más estaba aún en la clase.
-Asi que... ¿Caos?