Ready to eat the world || Miraculous: Tales of Ladybug and Chat Noir

viii.

Chloé es muy afortunada. Está calentita entre los brazos de su querido novio y tiene amigas increíbles como Marinette. Tiene que darle las gracias. Tira ligeramente de la camiseta de Adrien para que la suelte, lo que él hace tras apretarla una vez más. Se vuelve hacia la otra chica, riéndose de lo guapo que es su novio, sorprendida al no encontrar a nadie.

"Se acaba de ir", le informa Adrien.

"¿Sin despedirse? Eso no puede ser", niega Chloé. "Vamos, Adrikins. Vamos a por ella".

No espera a que Adrien responda. Y, como no hay nadie más cerca que él para verla correr, lo hace. Le recorre un escalofrío por la espalda. Portarse mal es divertido. Vuelve a caminar antes de llegar a la puerta principal justo cuando suena un fuerte claxon. Los ojos azul cielo observan con horror cómo una Marinette congelada se interpone en el camino del vehículo que se acerca a ella a una velocidad alarmante.

Su cuerpo se mueve por sí solo. Esprintando, salta las escaleras, gritando el nombre de su amiga lo más alto que puede, en vano.

Se acerca a ella, con sudor frío en la frente.

No lo conseguiré.

"¡Marinette!"

Pero lo hace. Oh, Diosa misericordiosa, lo logra. Envolviendo el cuerpo de Marinette con el suyo, empuja a la chica fuera de peligro. Pero se descuida porque la cabeza de Marinette golpea contra el pavimento, un fuerte jadeo sale de sus labios.

"¡Marinette!" Chloé llama, frenética, con las manos a ambos lados de la chica de la cola de cerdo. "Marinette, ¡¿estás bien?! ¡Que alguien llame a una ambulancia! ¡Marinette!"

Marinette la mira a los ojos, con la mirada desenfocada.

"Cuida de Adrien por mí...", murmura, y se queda inconsciente al segundo siguiente.

El pavor se agolpa en el estómago de Chloé.

"¡MARINETTE!"

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Chloé tiembla. Los paramédicos no la dejaron ir con Marinette y sus padres al hospital, ni siquiera cuando Chloé llegó a amenazarlos con perder el trabajo.

"Se va a poner bien..." le asegura Adrien, rodeándole los hombros con los brazos. 

"Pero, ¿y si no? susurra Chloé. "¿Y si le pasa lo mismo que a mí? ¿Y si al principio parece estar bien, pero de repente tiene fiebre, le sangra la nariz y tiene convulsiones?".

"Oye, oye... Respira por mí, ¿vale? Inspira... y espira..." Chloé escucha. Inspira y espira. Su ritmo cardíaco vuelve lentamente a su ritmo normal, sus manos se aferran a los antebrazos de Adrien para facilitar aún más el proceso. "Ya está..."

"Tengo miedo, Adrikins."

"Yo también, Chlo. Pero Marinette es fuerte" Besa la parte superior de la cabeza de su novia. "Estará bien".

Chloé asiente lentamente.

"Sí... sí, tienes razón. Es demasiado buena persona para sufrir como yo".

Adrien se tensa.

"Eh..."

Chloé niega con la cabeza.

"Ya lo sé. Fue un accidente. Me caí por las escaleras por descuido, no porque fuera mala", suspira, apoyando todo su peso en su novio. "Ayúdame a convencer a papá para que me deje ir al hospital, ¿por favor?".

"Por supuesto", asiente Adrien, soltando a Chloé para que pueda darse la vuelta y abrazarse a su cuello y mirarle. "También llamaré a mamá".

"Démonos prisa. Quiero estar allí cuando se despierte".

Adrien le sonríe y se inclina para presionar su frente contra la de ella. Sus hermosos ojos brillan, pero no llora. No le gusta llorar. Ya lo ha hecho muchas veces en el pasado. Las lágrimas no mejoran las cosas, las acciones sí.

"Lo harás, mi reina".

Chloé devuelve la sonrisa.

"Gracias, mi rey".

No es fácil, pero han salido victoriosos. Gorila está a cargo de ellos hasta que hayan llegado sanos y salvos de vuelta a casa. Y si el guardaespaldas acelera un poco para evitar la mayoría de los semáforos en rojo justo a tiempo, ni Chloé ni Adrien se quejan.

Chloé abre la puerta de la limusina en cuanto se detiene frente al hospital, pero no se lanza al vacío, pues la mano de Adrien le impide seguir su primer instinto.

"Juntos", le dice Adrien, con sus ojos esmeralda suaves pero decididos. "Estamos juntos en esto".

Chloé respira hondo y asiente a las palabras de su novio.

"Date prisa", tira de su mano, sin embargo, un poco menos desesperada. "Por favor".

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Gorila les acompaña al interior del edificio y Chloé no pierde tiempo en dirigirse a la sala de espera.

Allí, los padres de Marinette están sentados uno al lado del otro, hablando entre ellos. Chloé traga saliva y aprieta con fuerza la mano de Adrien. Él le devuelve el apretón.

"No se enfadarán", le asegura Adrien. "Sé que el señor Dupan-Cheng parece intimidante, pero te prometo que no lo es. En absoluto".

Chlóe está a punto de responder cuando la madre de Marinette gira la cabeza y los ve, con los ojos muy abiertos. Chloé se congela un segundo antes de notar la gratitud que brilla en los ojos de la mujer justo cuando dice: "¡Tú eres quien ha salvado a nuestra Marinette!".

Al segundo siguiente, Chloé es abrazada por unos brazos cálidos y delgados. Ni siquiera ha visto a la mujer levantarse de su asiento, pero aprieta el cuerpo de Chloé con mucha más fuerza de la que debería tener una mujer tan pequeña como ella.

"¡Gracias, jovencita!"

"Sí", Chloé mira la enorme figura del padre de Marinette. El hombre también rodea a Chloé (y a su mujer) con sus brazos y añade a Adrien, porque tanto los pies de la adolescente como los de la mujer ya no tocan el suelo, cortesía de los brazos impresionantemente fuertes del señor Dupan-Cheng. "Gracias a los dos".

"Chloé es la heroína, señor", declara Adrien rápidamente, palmeando la espalda del hombre con una mano mientras la otra descansa sobre la cintura de Chloé. "Lo único que hice fue llamar a la ambulancia".

Un médico llama a la familia de Marinette Dupan-Cheng y la estruendosa voz de su padre responde rápidamente. El médico parece confuso, sin duda por las tres personas que cuelgan de los brazos del hombre macizo. Se aclara la garganta.

"Está despierta".

Un suspiro general de alivio.

"¿Podemos verla?"

"Sí. Pero las horas de visita terminarán pronto, así que por favor tenedlo en cuenta".

"Por supuesto, doctor", dice la madre de Marinette. "Querida, ¿podrías bajarnos ahora?"

"Tengo una idea mejor", sonríe el padre de Marinette. "¡Iremos todos juntos!" Y así los lleva hasta la habitación de Marinette.