Capítulo 2

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Lo dejaron caer a unos pocos centímetros del suelo, y se dejó rodar por la superficie, dar vueltas hasta quedar justo boca arriba. Aún no se podían ver las estrellas, pero la mirada de Nagi se mantuvo arriba.

Las cosas no le iban bien cuando trataba de vivir, y tampoco funcionaba cuando intentaba de dejar de hacerlo. Se sentía bastante contradictorio, podría decir que incluso cruel, como si estuviera forzado a mantenerse así por una fuerza superior, o tener que admitir que ni siquiera era lo suficiente eficaz para terminar con todo.

Morir parecía tan simple como aguantar la respiración, sin embargo, estaba ahí, consciente de su fracaso y sin saber cómo interpretar esta nueva "oportunidad".

Un golpe en la cabeza lo ayudo a decidir que sería lo primero que haría era ver a la figura que lo había atrapado. A penas alzó la mirada y su rostro fue tapado.

Quizás, luego de todo esto realmente su cabeza iba a ser envuelta y secuestrado, pero no hubo más contacto de la otra persona, más bien, lo escuchó caminar unos pasos lejos de él. Nagi entonces tanteó aquello que le habían tirado en la cara, no tardo en notar que era una chaqueta, y junto eso, notó que otra vez tenía su cuerpo humano.

Ni siquiera se había percatado por estar ido en sus pensamientos, pero hacía bastante frío porque estaba completamente desnudo tirado en la tierra, sin nada de pelaje más allá de su cola entre sus piernas.

Así que se sentó, colocándose la prenda, y una vez más mirando a dirección de lo que debería llamar "su salvador", aunque sentía un leve rechazo ante eso. De todas formas, la persona que reconoció y su expresión definitivamente dejaban claro que era el más disgustado con todo esto. El albino ni siquiera se enfocó en esa mala cara que lo recibía, su mente solo quedó en blanco un par de segundos, tratando de ver si la mala iluminación lo estaba confundiendo.

—... ¿Rin? —lo llamó, y solo recibió la expresión más desagradable. Fue un golpe bastante familiar, de una forma extrañamente energizante, refrescante, llevándolo a recuerdos emocionante y buenos— Rin... ¿Qué haces aquí?

—¿Tú... qué haces saltando?

—Directo al grano, eh —Nagi habló en tono burlón, y se puso poco a poco de pie. Por alguna razón, sentía sus piernas como gelatina—... pero yo pregunte primero.

Rin lo miró de arriba abajo, y una vez más, su ceño empeoro, esta vez con una mueca de asco.

—Tu ropa... Hay que buscar tu ropa —mencionó, y comenzó a caminar en dirección al puente.

Nagi lo siguió, bajó la mirada para verse así mismo, y bien, por suerte Rin y él eran casi de la misma altura, pero no podía hacer milagros, dejaba bastante a la vista.

—Gracias por prestarme tu chaqueta... —quiso ser educado, para aligerar un poco el ambiente, aunque por lo que conocía del otro era solo perder el tiempo.

—...Ahora es tuya —Rin respondió de inmediato.

Incluso si era de forma totalmente despectiva Nagi solo sentía algo de gracia, tomo la delantera, tratando de hacer memoria de donde había dejado tirada su ropa.

—... ¿Te das el lujo de ir regalando ropa por donde pasas en tus viajes, Itoshi? —ya que había fracasado su manera amable, Nagi solo soltó la lengua a su gusto, con un poco de burla, hablando solo para pasar la incomodidad sin esperar nada.

—... La casa de mis padres está cerca —para su sorpresa si hubo una respuesta—, vine de viaje a mi pueblo natal, para ¿tomar aire? ¿Reflexionar? Algo así.

Parecía inseguro con lo último, como si ni él mismo sabía que esperaba conseguir de ello.

—Ah, igual que yo —el albino contestó sin pensar, y vio una mala mueca del otro.

Eternal SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora