II

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"El tiempo que perdimos fue todo culpa mía"


Ya se encontraba anocheciendo cuando HeungMin volvía a su casa, el reloj digital del colectivo marcaba diez minutos para las seis de la tarde y el pequeño rastro anaranjado del sol chocaba contra el ventanal. Había pasado casi toda su tarde con Cristian pero el tiempo se le había pasado tan rápido; se alegraba de que, a pesar de tener un comienzo tan tosco, el moreno al final haya estado muy entretenido con su presencia a tal punto que casi no lo vio morder sus uñas, o la mayoría del tiempo los marrones ojos estuvieron fijos en él y no en cualquier otro lugar; sin tener en cuenta, claro, de que Cristian seguramente estuviera bajo el efecto de alguna droga, lo cual haya calmado su sistema.

HeungMin se había tomado el tiempo y la delicadeza para avisar a Cecilia lo que había pasado, al ser la de ellos una casa sin rejas alrededor, sino un cerco de a penas un poco más de un metro que marcaba el límite del terreno, cualquiera podía pasar por allí y tenía fácil acceso a lo que era la ventana de la habitación de Cristian. Son no pretendía sacar todo rastro de droga del organismo del chico, sabía que eso era un proceso muy lento y cruel pero tampoco pretendía que las cosas sigan como ahora mismo; si lo que Cristian había consumido era algo mínimo como un porro podría dejarlo pasar, pero no había seguridad alguna en ello y era mejor no arriesgarse.

Sacó el juego de llaves de su bolsillo cuando llegó a la puerta de su casa, un lindo tapete con patitas de perritos dibujadas lo recibía en el pórtico y dentro de su casa el riquísimo aroma a sopa golpeó su rostro, la diferencia entre el gélido invierno y la calidez de su hogar era abrumadora.

- ¡Estoy en la cocina!- Una dulce voz lo llamó a lo que él con una gran sonrisa colgó su abrigo en el perchero.

Pasó a un lado del sofá verde que decoraba la sala de estar, su pequeño perro movió la cola cuando lo vio, no pudo resistirse a acariciar el negro manto antes de ir a la cocina.

En la cocina el delicioso aroma se había intensificado, frente a la mesada ella se encontraba cortando una mezcla de diferentes vegetales, su sweater arremangado hasta los codos y su pelo recogido en una prolija coleta. HeungMin no pudo resistirse y rodeó su cintura, dejando un sonoro beso en su colorada mejilla.

JiHyun rio por las cosquillas que el escaso vello facial de HeungMin provocaba, sin dudarlo volteó rodeando al mayor por el cuello y plantó un dulce beso en los labios del contrario.

- ¿Cómo te fue hoy en el trabajo?- Preguntó con genuino interés.

- Bien, se podría decir que muy bien.

Ella asintió conforme por la respuesta y después volvió a lo que estaba haciendo, HeungMin nuevamente la abrazó por la cintura y enterró su nariz en el pálido cuello, el aroma dulce de su novia invadió sus fosas nasales y ella solo pudo reír por las cosquillas.

- Tenés que afeitarte, ya te está creciendo la barba y vos sabes que me pincha.

HeungMin solo asintió y dejó salir una diminuta risa, él sabía que a ella eso le molestaba pero le había dado tanta pereza afeitarse por la mañana aunque cuando salió de su casa presentía que ella le reclamaría, conocía a Jun JiHyun como a la palma de su mano.

Ellos se habían conocido hacían tres años atrás, él a penas recibido de acompañante terapéutico, ella a penas recibida de médica cirujana. El caso de un niño el cual había sufrido un accidente doméstico lo había llevado hacía el hospital central de la pequeña ciudad y junto a su pequeño paciente siempre estaba la médica que se había encargado de su caso, a él le había sorprendido tanto cruzarse con una coreana en aquel lugar, al igual que a ella. Junto al progreso del niño, acompañado por la atención y la dulzura de ambos, también progresó su relación; y no tuvo que pasar tanto tiempo para que ellos se dieran cuenta lo mucho que se querían el uno al otro.

SELFLESS -CUTISON-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora