IV

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"No tendré amor sin estar en tus brazos"


El insistente sonido de su celular lo sacó de su pesado sueño, JiHyun a un lado suyo también despertó y encendió la luz del velador que tenían a un costado de la cama, la fuerte lluvia golpeaba contra el ventanal de la habitación y los relampagueos iluminaban la oscuridad de afuera, dando forma a los árboles agitados por el viento.

Tomó su teléfono y su corazón subió a su garganta cuando el nombre de Cecilia apareció en la línea, sin más atendió y no pudo llegar a hablar cuando la mujer suplicante del otro lado le pedía si podía ir, de fondo se escuchaban gritos y estruendos, entonces HeungMin no necesitó más que decir que estaría en unos minutos.


- Toma. - JiHyun le extendió sus llaves del auto mientras él se ponía un pantalón y una campera.- Anda con mucho cuidado por favor.


Agradecido besó su mejilla y salió de la casa, la torrencial lluvia lo empapó al momento de poner un pie fuera, todos sabían que no era de su agrado manejar, por más de que su tío lo haya, prácticamente, obligado a aprender y sacar la licencia, los autos no eran un buen recuerdo para HeungMin, no era algo que disfrutara pero la situación ahora mismo lo ameritaba. Ignoró sus temblorosas manos y se dirigió lo más rápido que pudo hacia la casa de Romero, el agua caía como baldazos sobre el parabrisas, también las gotas de agua caían de su cabello directo a su frente y el temblor de sus hombros no lograba disminuir. A pesar de su limitada visión logró llegar lo más rápido posible, desde fuera y dentro del auto todo se veía con normalidad, pero fue diferente cuando bajó y golpeó la puerta, gritos se podían escuchar, una fuerte discusión se llevaba a cabo.

Cecilia abrió, lágrimas inundaban sus enrojecidos ojos y la angustia se notaba en sus sollozos, ella ya estaba mayor para este tipo de cosas. Le pidió a la mujer que se quedara en la puerta y se apresuró a la habitación de donde venía todo el bullicio.

Ya era la segunda semana en la que pasaba esto, la recaída de Cristian había sido inevitable, un par de días después de esa tarde donde vieron películas y pudieron conocerse mejor fue que el menor comenzó con su abstinencia. Había momentos en los que era el chico dulce y atento de siempre, donde podían mantener buenas conversaciones, también cálidos silencios; así como también había momentos donde no reconocía el temperamento de Cristian y, a pesar de estar preparado para ello, a veces deseaba que no fuera así, aunque sabía que debía ser así.

Entró la habitación, Julio tenía a Cristian agarrado por el cuello de la camiseta, pero aún estampado contra la pared, aún débil y flaco de la manera que se encontraba podía hacerle frente a su padre, podía patalear y gritar tratando de zafarse del agarre. Julio trataba de hacerlo entrar en razón, trataba de tranquilizarlo aunque la paciencia en su sistema ya había desaparecido, entre gritos y empujones el hombre trataba de traer a su hijo consigo de vuelta.

Se metió entre los dos y apartó al hombre, le dedicó una mirada de confianza pidiéndole que no se acerque, ahora Cristian había tomado su brazo y trataba re recuperar la respiración que le faltaba, su semblante furioso acompañaba a su agitado pecho.


- Cristian, tranquilizate.- Fueron las primeras palabras que pudo decir.

- Yo estaba tranquilo, son ellos los que me hacen esto, son ellos los que no me dejan tranquilo, quiero salir, tomar aire y no puedo. Todo el día estoy acá, encerrado como un perro, me tratan como si estuviera enfermo. Vos también me tratás así.

- No.- HeungMin negó con su cabeza, trató de agarrar el rostro del menor entre sus manos pero éste se safó.- Cristian no es así, nosotros solamente queremos verte bien, queremos que seas vos mismo, que puedas salir adelante con esto.

- ¡Mentira!- El gritó salió de su garganta al mismo tiempo que lágrimas salieron de sus ojos, los sollozos no se hicieron esperar; pero al contrario de mostrar debilidad el moreno agarró a HeungMin por el cuello de su buzo, las morenas manos se cerraron en un fuerte agarre.- Es mentira, vos no te preocupas por mí, vos solamente estás acá porque es tu trabajo. Vos lo que menos quisieras es desperdiciar tu tiempo en un drogadicto que hace toda esta mierda.- Soltó al mayor y en un acto de enojo pateó contra la pared la lámpara de cerámica que había caído en el suelo, ahora estaba en una esquina hecha trizas.- Mis viejos me odian, mis doctores me odian y vos también me odias.- Sus piernas flaquearon, sus rodillas no pudieron resistirse y cayó de rodillas, llevó sus manos a su rostro restregando sus ojos con una fuerza que podrías ser dolorosa, no le gustaba esto.- No quiero que me vean así, solamente me quiero ir. ¿Es mucho pedir?


El ambiente parecía más calmado, los sollozos de Cristian se mezclaban con los de Cecilia que desde la puerta veía a su hijo, Julio estaba parado junto a él, sin saber qué hacer amagó con acariciar la cabeza de su hijo pero con un titubeo se arrepintió, sentía que no tenía el derecho, las situaciones siempre lo superaban, sentía que su niño se le escapaba de las manos, sus ojos se tornaron vidriosos.

HeungMin soltó un suspiro, escaneó la habitación como no lo había hecho antes, el desastre que había allí dentro le hacía justicia al forcejeo que seguramente hubo antes. Observó el suelo de la habitación, el agua que caía de sus ropas se mezclaba con los restos de cerámica y vidrios rotos. Caminó hasta donde estaba Julio y con un suave empujón lo guió fuera de la habitación, junto a Cecilia.


- Vayan a dormir, yo me encargo de esto.- Le sonrió a la pareja, con seguridad acarició el brazo de la mujer tratando de confortarla. Julio la tomó en un abrazo y ambos desaparecieron por el pasillo, con la seguridad de que HeungMin podría manejar la situación.


Los sollozos de Cristian todavía podían escucharse, cerró la puerta de la habitación y volvió a mirar el piso, por más que quisiera no podía limpiar ahora el enchastre que había, la lluvia golpeaba contra el vidrio y HeungMin se acercó hasta el menor, se arrodilló frente a él y quitando las grandes manos que cubrían su rostro lo miró directo a los ojos, las mejillas rojas y las pestañas mojadas resaltaban su cristalina mirada. Le dedicó una sonrisa y sin esperar más hundió la cara del moreno contra su cuello, acariciaba con lentitud los crecidos cabellos de la nuca y sintió como Cristian se aferraba a su cintura en un fuerte abrazo, las lágrimas comenzaban a picar sobre la piel de su cuello, pero no le interesaba.

Cuando Cristian pudo tranquilizarse algo lo ayudó a ponerse en pie, lo guió hasta la cama donde lo acostó y el moreno sin dudar lo tomó del brazo, pidiéndole que se recueste junto a él. Cristian estaba consciente de lo empapado que estaba el coreano, pero no le interesaba, él solo quería sentir la contención de su terapeuta y su corazón se alegró cuando, sin rechistar, el mayor solo se recostó junto a él, para luego abrazarlo por la espalda; sus temblorosas piernas pudieron encontrar algo de tranquilidad y su cerebro dejó de pensar tanto, de sentirse tan doloroso, de repente todo lo que podía hacer era pensar en los brazos que rodeaban su cuello y en la lluvia que golpeaba su ventana.


- Perdoname.- Le dijo por lo bajo.

- No es culpa tuya.- Respondió HeungMin.




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Perdonenme ustedes a mi que tardé MESES en actualizar, ahora voy a actualizar dos capítulos (incluido este) que tenía guardados y ponerme a escribir algunos mal. Si cambia en algo la forma de narrar o tengo algunos errores porfa entiendan que pasó un tiempito ya <3

SELFLESS -CUTISON-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora