"La Legión Oculta"

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Capítulo 5

La celda a la que Eliora fue conducida desmentía su propósito. Era un espacio que, a primera vista, parecía más un refugio que una prisión, con sus paredes suavemente iluminadas y una cama que invitaba al descanso. Pero Eliora no se dejó engañar por las apariencias; sabía que esta comodidad era una ilusión tejida por el mismo mal que buscaba destruir.

El joven que compartía su confinamiento parecía inofensivo, un muchacho de no más de quince años con una mirada que oscilaba entre la confusión y la inocencia. La oscuridad se retorcía en su interior, una legión de demonios que lo habían poseído desde su infancia. No uno, sino muchos, como una horda de sombras hambrientas.

El joven, de quince años, era un títere en manos de esta legión. Cuando los demonios lo tomaban, su rostro cambiaba, su mirada se volvía salvaje, y su cuerpo se convertía en un recipiente para sus malévolas intenciones. Era como si el chico se desvaneciera, reemplazado por una entidad más antigua que el tiempo, más perversa que cualquier pesadilla.

Eliora, con su don de discernimiento espiritual, veía más allá de la fachada. Los ojos del joven, aparentemente normales, transmitían oscuridad. Eran ventanas a un abismo, portales a un reino donde la razón se desmoronaba y la cordura se desvanecía. La energía negra que emanaba de él era palpable, como una tormenta eléctrica que cargaba el aire.

El joven intentó engañarla. "Estoy aquí injustamente", dijo con una sonrisa astuta. "Reza conmigo. Somos del mismo Dios."

Pero Eliora no era una presa fácil. "¿Quién es tu Dios?", preguntó, su voz firme y sin titubeos.

"El mismo que el tuyo", respondió él, su sonrisa ampliándose.

Eliora no vaciló. "¿Crees que no sé que son legiones? Jehová me lo ha revelado, mentiroso. ¿Cómo osas hablar y decir que sirves a Dios, espíritu inmundo? ¡Que el Señor te reprenda a los abismos, FUERA!
¡En el nombre de Jesús!

El joven se retorció, su cuerpo convulsionando como si fuera un títere en manos invisibles. Vomitó sangre, y de su boca emergieron gusanos, símbolos vivientes de la corrupción que lo había poseído. La celda vibró con una energía sobrenatural, y Eliora sintió la presencia de la legión, como si mil ojos la observaran desde las sombras.

El joven, liberado de su posesión, lloró. Pero no eran lágrimas de dolor; eran lágrimas de euforia, de alivio. Había sido liberado de las cadenas que lo ataban a la oscuridad. Su humanidad regresó, y Eliora vio en sus ojos la gratitud y la esperanza.

La victoria no fue fácil. El joven había intentado provocarla, desafiarla, pero ella se mantuvo firme. La batalla había sido intensa, una lucha no solo contra los demonios, sino también contra sus propias dudas y miedos. Pero ahora, con el joven libre, Eliora sabía que su fe era más fuerte que nunca.

Eliora se volverá más cautelosa. Ahora sabe que incluso aquellos que parecen inocentes pueden albergar secretos oscuros. Su discernimiento espiritual estará en alerta constante, evaluando a las personas y situaciones con mayor cuidado...

La guerra espiritual continuaba. Cada enemigo era más formidable que el anterior, pero Eliora no flaquearía. La legión había sido vencida, y la luz prevalecería sobre las sombras.

"La Espada de la Fe: La Leyenda de Eliora"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora