Todo alrededor eran gritos, llantos, desconsuelo y frío. Las personas no dejaban de hacer preguntas tan inoportunas y fuera de lugar como: ¿Quién lo pudo hacer? ¿Qué le habrá sucedido? ¿Cómo sus padres superarán esta pérdida? ¿Estaría en malos pasos? ¿Se repetirá? ¿Tal vez tenía deudas con alguien? Preguntas tan fuera de lugar para los afectados.
Todo era muy triste, no me gustaba ver llorar a las personas y en estos momentos todo el pueblo estaba en la casa del señor José y la señora Martha; esperando el cuerpo de su joven hijo, Francisco, quien fue encontrado en medio de la calle sin signos vitales fuera subido a la sala.
Ellos eran las personas más queridas, amables, dulces y condescendientes, no merecían tanto dolor.
- No me gustan estas cosas. - Dylan tomó mi mano mientras la apretaba con fuerza. Le tenía miedo a los muertos, decía que sus almas quedaban penando y eso no le gustaba- ¿Podemos ir al jardín?
Dylan era mi mejor amigo desde que tenía memoria, siempre estábamos juntos y nos cuidamos el uno al otro. Aunque, yo era más valiente que él, aunque no lo quisiera admitir.
- No podemos irnos, toda la gente está aquí, y el señor José siempre ha sido bueno con nosotros, debemos darle nuestro apoyo. -Le recalqué e hizo un mal gesto.
- Ellos no necesitan nuestro apoyo, ellos quieren de regreso a su hijo y no podemos darle eso. - Cierto.
Le hice hacer silencio mientras las personas pasaban alrededor de nosotros para enterarse de lo sucedido.
- Tendré pesadillas, las personas cuando mueran deben irse de una vez, no hacernos pasar por esto - observé a Dilan mientras devolvía por su boca todas las golosinas.
- Eso es desagradable, Dylan - regresé mi mirada a los padres de Francisco, mientras los míos estaban a su lado consolándolos.
- Nada de esto es agradable, mucho menos los muertos; es muy triste ¿Dónde crees que van sus almas al morir? - Yo también me hago esa pregunta.
- No lo sé. ¿Temes que te salga en la noche y te asusté? -Me regresa la mirada, enojado. - Para tener diez años eres muy miedoso.
- No soy miedoso, pero mis padres dicen que debemos mantenernos fuera de peligro, y es un muerto, significa que la muerte está cerca y no quiero ser el siguiente porque le parezco un niño guapo.
- La muerte no funciona de esa manera, tarado.
- ¿Cómo sabes cómo funciona, chica lista? - mencionó en burla.
- La muerte no va escogiendo almas porque les parecen bonitas, simplemente escoge a niños miedosos porque no les sirve en esta vida - le dije con burla mientras abría sus ojos de miedo y arrugaba su ceño.
- Eres una pesada - me reí mientras le daba palmadas a su espalda.
Dylan salió corriendo hacia el jardín y minutos después salí a buscarlo, cuando me encontré con una puerta abierta y mi curiosidad hizo que investigara, sobre todo cuando escuché mi nombre detrás de ella.
Empuje hacia dentro; era un cuarto muy frío y oscuro, que parecía un sótano. Lo repasé por completo hasta que mis ojos se toparon con el joven Francisco acostado en un ataúd esperando ser subido a la sala de su casa. Lo extraño era ver una vez más al hombre de negro a su lado sin moverse.
Me armé de valor como me enseñó mi abuela y me acerqué quedando a su lado, viendo lo mismo que él. El cuerpo frío y sin color de Francisco.
- ¿A dónde van cuando mueren las personas? - el hombre de negro me ignoraba.
Volteé encontrándome su mirada, parecía sorprendido o eso creo, no era muy expresivo.
- Es de mala educación no responder cuando se le pregunta algo, o eso dice mi maestra.

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Deathwhisper
FantasiaEn una pequeña ciudad donde la muerte parece no existir, Leila es un secreto bien guardado. Dotada de un poder envidiable, pero peligroso que solo conoce ella. Hasta que sus acciones, aunque bienintencionadas, empiezan a debilitar el delicado equili...