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Algo desubicado, Yunho intentó removerse de algo que le estaba agarrando. Al principio no sabía de que se trataba, pero cuando pudo abrir los ojos adecuadamente, todo se le vino de golpe. Todo lo que había ocurrido la noche anterior, de el sexo hasta la declaración.

En un principio Yunho estaba muy seguro de que no se dejaría llevar tan rápido por sus emociones. Hablaría las cosas y arreglaría todo con Mingi, pero como se pudo observar, nada de eso pasó. No pudo aguantar sus ganas. Tampoco era como si eso le molestara, de hecho ahora estaba tan feliz porque Mingi se le había declarado.

Después de haber estado pensativo, decidió levantarse para ir al baño. Pero no logró lo que se propuso, ya que se cayó en el intento. Su trasero le dolía bastante porque hacía bastante tiempo que no tenía relaciones.

—Yunho, ¿porqué eres tan ruidoso por las mañanas? —se escuchó desde la gran cama.

—Lo siento, me tropecé al intentar levantarme —contestó. Mingi se levantó de la cama para ayudar a su ahora novio a ponerse de pie.

Cuando estuvieron en frente del otro, Yunho rápidamente se avergonzó por la forma en la que el mayor lo miraba. Además de eso, los dos estaban desnudos.

—Por favor, hyung, deja de mirarme —dijo Yunho bastante nervioso.

—¿Cómo puedes pensar que dejaré de hacer algo así? —preguntó—. Eres tan lindo que me podría morir ahora mismo.

Después de eso, el mayor acercó a Yunho para darle un cálido abrazo, de los que tanto le gustaban, que le hacían sentir que todo estaba bien y nada malo pasaría.

—Buenos días, amor —musitó Mingi dejando un tierno beso en los labios de Yunho.

—Buenos días, Mingi hyung. ¿Le importa si me doy una ducha? Estoy algo pegajoso.

—Claro, adelante. Iré a preparar el desayuno, te dejaré algo de ropa también —respondió Mingi dejando un último beso en los labios de su novio y dirigiéndose a hacer lo que dijo que iría a hacer.

Yunho algo cabizbajo se fue en dirección al baño. La verdad estaba algo apenado. ¿Y porqué se trataba esto? Muy simple, quería que su hyung se metiese en la ducha con él. Pero como él era tan vergonzoso, no se atrevió a decírselo. Encima ya lo hicieron la noche anterior, igual a Mingi no le apetecía. Demonios, él tenía tantas ganas de repetir lo de anoche, que estaba tan desesperado. Más adelante planearía algo para que algo sucediera.

Así que, sin mas, se tuvo que duchar solo. Pero de mientras, estuvo pensando en algunas cosas, y varias ideas se le vinieron a la cabeza. Muy buenas ideas de hecho. Pronto se revelarían.

(...)

Yunho se encontraba bajando las escaleras para dirigirse donde se encontraba Mingi. Como mencionó antes, se encontraría en la cocina preparando el desayuno. Y así era, el mayor estaba atento a lo que cocinaba, que por cómo olía, se trataba de unos huevos fritos. Genial, a Yunho le encantaban, y si Mingi era el que lo cocinaba, aun mejor.

—Hyung, ¿esos son huevos fritos? —preguntó Yunho algo emocionado.

—Así es, siéntate, enseguida está listo el desayuno —respondió Mingi.

Al de unos tres minutos, con dos platos de comida en las manos, Mingi se sentó en frente de Yunho y dejó el plato correspondiente en su lugar.

Cuando el mayor visualizó mejor a Yunho, se dio cuenta de que llevaba la ropa que le había prestado. Se trataba de una camiseta holgada y unos pantalones cortos. Todo le quedaba enorme, le encantaba.

Todavía no hemos podido hablar adecuadamente, Yunho —dijo de repente Mingi. Yunho se atragantó porque se dio cuenta de que eso fue su culpa y de las hormonas alteradas—. Lo que hice estuvo muy mal, fui un tremendo cobarde, pero me alegro mucho de que me hayas dado otra oportunidad. No desperdiciaré eso.

DESEO - Yungi (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora