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-Oye, te escribí por la noche- Era Pedro, un amigo de la escuela - Al final se decidió a hacer la reunión, el sábado.

-Perfecto, ahí estaré.

Hace tiempo que no hacíamos una reunión entre amigos. En la última, salimos a un restaurante donde podíamos jugar  videojuegos, ya que también alquilaban consolas.

-Espero no estes molesto por mi maravillosa victoria en el mario kart.

-Fue pura suerte nada más.- dijo entre risas mientras regresaba al salón.



Hoy ha llegado un alumno nuevo, a primera vista se veía un poco diferente a los demas chicos. Sus facciones mostraban un cierto atractivo, reforzado por su cabello marrón y su semblante tranquilo. Dijo que ocurrió un problema en su anterior colegio, no especificó mucho, nada en realidad. No mencionó si el problema era del colegio o propiamente suyo, lo cual me causó cierta curiosidad.

Se sentó atrás, a la esquina junto a la ventana. Con la escasa luz del sol impactando en media cara.

 Lo más relevante que sabemos de él es que tocaba el piano, tenía un gusto exotico en la música, le encantaba el ajedrez y le gustaba altamente la lectura, cosas como “la divina comedia”, “metamorfosis”, “ensayo sobre la ceguera” y otras que no logro recordar.

Si que le gustaba quemar su intelecto, terminaría siendo el centro de atención entre todos, aunque en lo personal no creo que exista persona que pueda vivir siento tan aburrida. Digo, lecturas clásicas y juegos de estrategias, apuesto que en su casa tienen un mayordomo, y que las sillas aun tienen esos acabados de la edad media, utilizando más de un cubierto para el almuerzo.

No pude evitar lo gracioso que sería eso, debí hacer una mueca o algo, ya que volteo a verme cuando intente cubrirme la boca para no causar un escándalo si se me escapaba alguna carcajada.

Seguro adivino que me burlaba de él y ahora le caigo mal. 


Llegue a casa y sin cruzar miradas con Elena, guarde mis cosas en mi habitación. Ahora ya no hablaba con ella, decidió no decir ni una palabra al respecto. Tampoco me preguntó nada, ni como lo había sabido, ni quien me lo había dicho. Asumí que estaba sufriendo desde las palabras tan frías que le termina apuñalando más profundo de lo que pretendía.

-Para el sábado unos amigos planearon una reunión.

-claro, no hay ningún problema. ¿Cómo te fue?

-Hay un chico nuevo, un sabelotodo al parecer.

 -¿Ya te has hablado con él?

-No, tampoco pretendo hacerlo.

-como¿ te cae mal?

-No es eso, el tipo parece tener una vida muy aburrida, no creo que tenga interés en alguien con el que no pueda discutir sobre la sociedad o a dónde se encamina la humanidad.

Nuestra conversación se vio interrumpida por su teléfono, la llamaban del trabajo.

-Hasta mañana- dije.

-Hasta mañana. ¿si, hola ?

los vacíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora