Elena (mi madre), sus amigas y yo salimos a darnos un almuerzo a un restaurante en la playa. Almuerzo al que me he rehusado a venir, pero desgraciadamente tuve que asistir.
Ellas se sentaron a esperar y yo me aleje con Eliot, hijo de Carla (una de las amigas). El era el único con el que podía hablar sin sentir que un parasito me pudre los intestinos.
Nos alejamos hasta desaparecer de la vista de todos.
-¿Quieres?- me ofreció un porro. Por eso Elena no le gusta que me junte con él, Por eso es mi favorito.
-Si…- el humo sabor paja quemada es lo más reconfortante que he tenido hasta este momento. Y aún más con Eliot de compañía.
-Y que tal.
-Horrible- dije algo despreocupado- Eduardo ya no esta co nosotros.
-lo siento tanto- eso le fue inesperado, sabe lo mucho que lo quería y lo mucho que me dolía- era un gran hombre…Un gran padre y un gran fumador.
-Fue hace un año, Elena no me dijo nada de esto -no logre controlar mucho las lagrimas cayendo en mi frio sembante.
-Lamento no poder hacer nada para ayudarte.
-Ya estás haciendo mucho. Más que cualquiera, más que todos en realidad.
-¿Por qué Elena no te lo dijo?
-No lo sé. -No quería hablar de ella.-y ¿tú cómo estás?
-Podría decirse que bien.
-El “bien” no es un estado en el que un ser humano podría estar.
-Es verdad, estoy en blanco.
-¿qué significa?
-Que últimamente me he sentido medio vivo, medio muerto. A veces allá, en otras hay, pero nunca aquí.- dijo mientras el humo salía de su boca.
-Eliot, quiero morir- voltee a ver su reacción. Aún estaba en sus cinco sentidos.
¿por qué dije eso?
El estaba a nada de responder cuando nos llamaron.
En gran parte, agradezco que no haya respondido.
Comimos unas mentitas antes de ir para disimular el olor. Ahora imperceptible.
La mesa ya estaba lista. Me senté junto a Eliot y guardamos silencio casi todo el tiempo, a excepciones de cuando nos hacía alguna pregunta que mayormente enfocada a nuestras vidas, que no llegaban a nada.
Eliot estaba disfrutando del momento, hablaba con gran soltura y reía junto a ellas. Yo solo me mantenía pensante mientras terminaba el jugo de manzana que nos habían servido, que era casi como tomar agua saborizada.

ESTÁS LEYENDO
los vacíos
Fiksi Remajalos días pasan, las personas cambian y lo bueno empieza a morir... Tal ves esto solo sea mi inicio, mi fin, mi decadencia a ser nada. Si el no se hubiese suicidado, jamas me hubiese dado cuenta que todo ya a perdido el sentido, o que nunca lo tubo. ...