Corazón de hielo

De mal en peor

Aun recordaba como Shinazukawa llevaba a Karonji después de haberse lastimado cuando entrenanban, estresado por como lloriqueaba pero atento a cada palabra que saliera de su boca, la manera en la que se preocupo cuando ella se estrelló contra un montón de escombros fue asombrante, Iguro sabía que su amigo estaba enganchado y sin conocerlo también se daría cuenta. La protegía por más que ella fuera lo suficientemente fuerte para enfrentar a cincuenta gigantes.

Iguro sabía lo cuan importante era para el así como lo era para ella.

Sabía como eran sus gestos cuando se molestaba por algo, era una bestia, un caballo indomable.

– No puedo ocultarle eso Karonji. Ni podría, mira como tienes la cara , el cuerpo ¿Como puedes ocultar esto? ¡Es imperdonable lo que hace este infeliz!

– Por favor Iguro-san... deja que sane y se lo diré yo.

– ¿Y si vuelve a tocarte? ¿A golpearte? ¿Que harás?

– Es complicado.. Solo no cuentes lo que hablamos porfavor

– Mira que encontrarte en el medio de la nada llorando no es algo que pueda tolerar Karonji

– El dijo que no quiere saber nada de mi y hace seis meses que no lo veo desde que me case, me desprecia.

Le dolia no verlo pero le dolia más tener que ver sus ojos llenos de odio y repulsión hacia ella.

– Se que hay cosas que no me contó y tampoco lo voy a obligar pero yo se que algo pasó antes de tu boda y es ese el porque de su comportamiento, de estar feliz a estar más encabronado de costumbre es algo ya fuera de lo normal en el. Escucha.. Apesar de todo el te quiere y te aprecia por más que sientas que te odie sabes que no es así, si el te hubiera encontrado antes que yo estoy seguro que en estos momentos Toji estaría siendo descuartizado

¿aprecia? si tan solo supieras Iguro...

– Yo lo amo Iguro-san... Si tan solo hubiera tenido el valor de negarme si tan solo hubiera tenido el valor de responder su pregunta esa noche

Obanai sabía que se habían visto una noche antes y sabía que eso cambió por completo sus vidas, el dolor en los ojos de Sanemi al escuchar "si, acepto" para luego ver como Toji te besaba, podía jurar escuchar su corazón romperse

– Tu elegiste tu destino y es algo que no se puede remediar pero esto es desagradable Karonji, te está matando...

Con la mirada baja y sin escuchar los reclamos de su amigo su mente estaba en esa noche donde sintió el más profundo dolor en su corazón.

– "Te dedique mi tiempo, te ayude, te saque sonrisas, te aconseje, te quise... maldita sea que te quise, intente darte lo mejor de mi, quise ayudarte para que salgas de ese maldito infierno en el que estuviste y me pagas así"

– "Sanemi no es lo que crees.. ¡Escúchame por favor!"

–" Así que te doy asco ja... en verdad que me jodiste eh" – sus ojos se volvian cada vez mas cristalinos
– "Si es por mi puedes irte bien a la mierda"

Esa noche sintió como su mundo derrumbaba, como la única persona que amaba la mandaba al carajo, como su lugar seguro desaparecía por completo

Y todo por un malentendido

...

Lunes

– ¿Quien vino a verte?

– Nadie solo trajeron tu espada, querido.

– Eso espero... Aún tienes muchos golpes como para que recibas a alguien, deberías comenzar a portarte mejor, cariño.

La agarro de la cintura y la beso bruscamente llevando sus manos a su trasero y apretarlo mientras que ella no hacía nada solo dejaba que haga lo que quiera con ella sino seria peor y ya se sentia muy cansada

– El jueves iras un rato a la finca mariposa necesito que busques algunas cosas ahí, medicaciones y fajas que Kocho me alistó y como te estas portado bien puedes quedarte un rato nomas. Le avise que tuviste un accidente y te golpeaste con algunas maderas afuera ya sabes por si te preguntan otros de allí.

Ella solo asintió pero seguía metida en la conversación con Iguro y le dolia que Sanemi haya pensando que ella sentía repugnancia cuando no es así, extrañaba sus caricias, su calidez y su cuerpo, se sentía protegida y amada.

...

– ¿Segura no quieres que te trate?

– Si, estoy bien. Solo vine por las cosas de mi esposo.

No quería quedarse tenia la cara en muy mal estado, toda hinchada y morada nadie creería que se golpeó con una madera y menos shinobu que ya de una le pregunto si el la golpeaba.

Apesar de haber pasado casi una semana sus hematomas en ves de mejorar empeoraban.
Tan solo deseaba no cruzarse a nadie no quería problemas con su esposo.

Caminaba deprisa por los pasillos intentando no toparse con nadie al enterarse que Iguro y Uzui se encontraban allí, se paralizó por unos segundos cuando sintió la presencia de Toji delante suyo

–¿Vas a casa?

– S-si

El se acercó y la tomó del cuello muy molesto – Me mentiste

– Y-yo no te mentí... – comenzó a golpearle el brazo por la falta de aire — N-no puedo... r-respirar

– Ya veras más tarde lo que sucede por mentirme – se puso frente a frente
— Directo a casa sino la vas a pasar muy mal est-

– ¿Quien la va pasar mal, infeliz?

De un solo empujón lo separo de ella y la puso detrás de el, ni la miró ni nada pero al escuchar y ver como la trató de reojo no pudo pasar por alto tal escena.

– No debería meterse donde no lo llaman, Shinazukawa.

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