Prólogo

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Mi abuela sentía una debilidad por Arthur, siempre lo consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre

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Mi abuela sentía una debilidad por Arthur, siempre lo consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Ella creía que le faltaba cariño, pero la verdad es que no.
Incluso mis padres querían más a Arthur que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser hijo de la niñera.

Mis hermanas estaban encantadas cuando él llegó, escondido detrás de la falda de su madre con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Yo sabía que su presencia significaba problemas.

El día que entro a nuestras vida fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban por él: si tenía hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar, mis hermanas se turnaban para entretenerlo; todo lo que él deseara estaba ante sus ojos en cinco segundos. Y a mí me dejaron de lado, abandonada entre las sonrisas que le dedicaban a él.

Fue la infancia más aburrida que se pudiera imaginar. A pesar de que la madre de Arthur estaba allí para cuidarnos, su hijo era protagonista.
Era tierno, adorable, amable, cariñoso, risueño y un montón de bobadas más que la gente pensaba acerca de él. Arthur se había robado mi lugar en la familia y lo peor es que a nadie le importaba.

Por eso lo odiaba

Era estúpido, me decían mis amigos, ya que a mi nunca me faltó nada material, pero lo que yo anhelaba era amor, sentirme especial para mí familia y no ser alguien invisible.
Sin embargo era difícil destacar: mi hermana mayor, Charlotte, estaba estudiando economía para ayudar a mi papá en el trabajo, y Valentine, mi hermana menor, era tan dulce como el azúcar y la niña más sociable que haya conocido en mi vida.

En cambio, yo era la que sacaba calificaciones promedio, la que no ganaba ningún tipo de premio en la feria de ciencias, la que no ganaba ningún tipo de premio por méritos propios.

Simplemente nada.

Con los años llegué a creer que eso era una de las razones por las que mis padres trataban a Arthur como su propio hijo.

Cuando él cumplió 16 le hicieron una fiesta, alquilaron un lugar e invitaron a los amigos de Arthur y a los de mu familia. Fue espectacular, hubo fuegos artificiales y mis padres le regalaron un auto para cuando cumpliera 18 y sacara si licencia de conducir.

Cuando yo cumplí 16, tres meses después de Arthur, me retaron por reprobar matemáticas y me inscribieron en una escuela de verano donde sufrí dos meses con chicos que no paraban de calcular nada.
Lo único bueno de ese verano es que conocí a Carlos Sainz y Lando Norris, los únicos que también fueron obligados a ir a esa escuela por reprobar.

Lo único bueno de ese verano es que conocí a Carlos Sainz y Lando Norris, los únicos que también fueron obligados a ir a esa escuela por reprobar

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MARRY ME / Arthur leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora