THE NIGHT WITHOUT A STORM.

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CAPITULO UNO

THE NIGHT WITHOUT A STORM


Me dijeron que los llamara Ananda y Sunanda, quería llamarlos por su apellido cuando los conocí pero no me lo permitieron. Ambos compartían el cabello color ébano, tan oscuro como las paredes de la oficina de la señorita Dao, la mujer que me ingresó a este lugar cuando tenía ocho años.

Los ojos de Ananda no dejaban de verme de vez en cuando, creo que no quería incomodarme porque cuando la mirada ella quitaba la vista café inmediatamente, yo apenas podía quedarme sentado pensando cuando bajé la guardia y permití que esa pareja me escuchara tocar el piano.

Fue así como me conocieron... fue realmente curioso porque nadie tenía acceso a ese lugar salvo las señoritas del aseo y yo, ni siquiera la institutriz Dao se pasaba por allá, pero ambos lo hicieron, como si la melodía que tocaba los llamara a un par de polillas a la luz, así más o menos lo describió el señor Sunanda, lo que me pareció una pésima metáfora pero no se lo dije.

– ¿Por qué a él? – había preguntado la señora Dao todavía sin entender las explicaciones que la pareja había dado con anterioridad.

Honestamente, yo tampoco entendía nada... ¿por qué a mi? Apenas me vieron unos segundos antes de decidirse que querían adoptarme, es completamente extraño. Usualmente, cuando los padres adoptan a sus hijos solían pasar un tiempo con ellos, iban y compartían momentos antes de... legalizar un proceso de adopción, y ellos apenas me habían visto ese día y ahora habían regresado con la... extraña idea de adoptarme, de hacerme parte de su familia.

– Es el indicado – dijo Sunanda con sus manos sobre las de su esposa.

¿El indicado? ¿El indicado para qué? No entendía nada. Me consideraba una persona inteligente, iba a pasar a mi ultimo año de bachillerato con excelente notas, y aun así, no encontraba la lógica en sus decisiones, quizá estaban desesperados pero habían más chicos aquí para elegir, chicos pequeños, no un adolescente de diecisiete años.

– Señor Kittisawast, estas decisiones deben hacerse con tiempo y...

– Ya lo hemos pensado, lo queremos a el – dijo Ananda con su voz suave pero firme, parecía decidida y eso me asustó.

Probablemente cualquier chico a mi edad estaría demasiado contento con la noticia de que al fin será adoptado pero yo no, y podrán llamarme malagradecido pero no me sentía afortunado, era un tipo roto con un pasado oscuro, completamente solo y... ¿que cosas buenas le podría brindar a personas como ellos? No los conocía pero de lejos podrías ver qué son personas de bien.

Si fuese por mi, claro que estaría feliz... al fin dejaría este lugar pero sería cuestión de tiempo que ellos se enteraran que estaba incompleto y entenderían el grabe error que cometieron al apostar por mi y de nuevo, volvería a estar lugar. solo. alejado. roto. Todo de nuevo, cuando me costó más de diez años en aceptarlo y afrontarlo.

– Bueno, si es así...

– Podrían reconsiderarlo – me opuse no queriendo sonar grosero, no los miré – Podrían pensarlo bien antes de tomar una decisión.

Mis manos se veían blancas... usualmente lo eran, pero esta vez... temblaban, y quizá solo quería escuchar palabras positivas pero también quería escuchar como decían: sí, lo pensaremos.

– No tenemos que pensarlo más – dijo ella con una voz más suave y formal, casi dulce – Te queremos a ti, Kimhan.

Kimhan... recordé que así me llamaba papá, algo en mí estomago dolió y no pude protestar más, no después de que la escuché llamarme así y no sonó mal, quería volver a escucharlo.

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