MIXED FEELINGS

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CAPITULO TRES

MIXED FEELINGS

Habían muchas cosas nuevas para mi, por ejemplo, desayunar en familia, usualmente, en el orfanato no comíamos con personas, lo hacíamos solos en nuestras habitaciones, tampoco había mucha gente con la que quería compartir sinceramente.

Pero entonces, comer con personas que te agradaba era... bonito, se sentía correcto. Ananda preparaba pancakes, el señor Sunanda contaba anécdotas, Porchay estaba a mi lado masticando animadamente el cereal con leche mientras yo comía huevos revueltos con vegetales, los escuché parlotear sobre todo, y sonreía de vez en cuando, también me incluían en la conversación y por un momento supe que podía acostumbrarme fácilmente a esa vida.

¿Y cómo no? Porchay estaba allí y brillaba más que el mismo sol. Anoche me había sentido extraño cuando me contó que tenía novio, yo había descubierto mi homosexualidad básicamente leyendo libros gays, descubrí que me encantaría tener un romance así pero nunca me había gustado un chico realmente, no hasta que vi a Chay por primera vez... no se eso como podría llamarse pero era un poco frustrante saber que no había posibilidad... no había de ninguna clase.

Así que durante la noche me resigne a escuchar a Chay hablar dulcemente de su novio, y ahora que lo veía reír mientras bromeaba con sus padres pensé en que después de que él riera y fuera feliz, yo iba a estar bien, incluso si tenía que escucharlo reír con otra persona que no fuera yo.

¡Dios! Nunca pensé que cuando me llegara a gustar alguien sería justamente el hijo de las personas que iban a adoptarme. Tampoco pensé que el "amor" podía ser como la ponzoña de una abeja, dolía demasiado y era irritante cuando no sucedía como nosotros esperábamos, era como si no tuvieras control de tus facultades, y no lo comprendía porque no me había sucedido hasta ahora.

– Chay, se bueno con Kim, él no conoce y no queremos que se intimide – pide Ananda

Chay sonríe y me mira – Por supuesto, no me alejaré de ti – me guiñó el ojo y casi me derretí – A demás, la mayoría de personas son amables, encajaras bien.

– Eso espero – comenté casi sin aire.

Porchay en las mañanas era precioso, aunque claro, siempre lo era... incluso cuando me dijo que tenía novio, creo que sería más conveniente no recordar aquello cada dos por tres. El señor Sunanda se ofreció a llevarnos a la escuela, en el trayecto, Porchay y él hablaron sobre el próximo cumpleaños de Ananda, cumplía cuarenta y siete, querían hacerle algo especial.

– ¿Qué dices si la llevamos a su restaurante favorito? – preguntó el señor Sunanda

Chay se encogió de hombros, él iba adelante y yo atrás, en medio, viéndolos y escuchándolos.

– Mm, papá, la llevamos el año ante pasado – respondió

– Vaya ¿Si? No recordaba – se rascó la cabeza, luego me miró por el retrovisor – Kim, ¿qué propones?

Alcé las cejas y me señalé – ¿Yo?

– Si, seguro tienes mejores ideas – Chay se giró hacia mi – ¿Qué crees que le gustaría a mamá?

Me quedé callado porque no sabía que responder, ¿por qué me preguntaban? Eran ellos los que la conocían, yo apenas y sabía su nombre y edad, más allá, era nula la información que tenía, sin embargo, no quería ser malo, no quería que pensaran que a mi no me interesaba.

– Bueno... – empecé – ¿Un día de pesca? A las madres les gusta el aire libre ¿no?

Porchay y su padre se miraron mientras sonreían poco a poco.

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