TOM
Primer día de la "Luna Negra" Son pasadas las nueve, con el toque de queda ya todos están en sus casas resguardados, espero, por que no falta el que sale, o los adolescentes que no les interesa y salen a beber a las plazas y hacer de sus hazañas.
El año pasado se encontraron doce personas fallecidas, este año no debería haber ni una. Pusimos más seguridad que la vez pasada y esta vez no tendría que pasar nada.
— Y que aremos toda la noche? Quedarnos a esperar si es que no vemos un vampiro? —Pregunto Harry—
— Algo así —Respondió Ben con burla—
— Les parece si vamos a dar una vuelta por el pueblo? A ver si todo está en orden? —Pregunto Georg mirándonos—
Todos estuvimos de acuerdo a demás que seguir sentados ya nos tenía aburridos, tomamos las armas necesarias para cualquier situación y salimos de nuestra casa, compartíamos una gran casa entre los cuatro para estar más cerca de los asuntos del pueblo y demás.
Tomamos unas antorchas y salimos a investigar.
— Todo se ve tranquilo hasta el momento, no se ve nada extraño.
— Son las diez con cuarenta y dos minutos —Dijo Georg mirando su reloj de bolsillo—
— No es tan tarde, pero por la oscuridad de la noche, hace creer que son las cuatro de la madrugada.
— Que es eso? —Ben apuntó la punta de una casa—
Se veía algo acuclillado, era una sombra negra, no se podía apreciar más.
— Tengan las armas en mano.
De pronto se empezó a escuchar un canto.
Era una melodía suave...relajante y a la vez...hipnotizante.
— De donde viene eso?
Era una voz muy dulce...
— Se está moviendo —Volvimos a mirar y la figura se levantó—
La luz de la luna la iluminó dejando ver a alguien.
Un cuerpo delgado y fino parado en la oscuridad de la noche en la punta de lo más alto de esa casa, tenía una pose muy sensual si la miraban detenidamente, unos puntos morados aparecieron en ella, la luz de la luna de hacía cada vez más presente dejándola ver mejor.
Una piel pálida como el algodón, ojos morados brillantes, cabello largo de un negro carbón que el escaso viento lo hacía moverse.
Unos...colmillos extremadamente blancos relucían en una sonrisa grande y...bella que cautivaba a cualquier ser.
De su ser salía esa tierna melodía que hacía que mi cuerpo se relajara. Un olor dulce provenía de esa hermosa criatura, un olor que no se quería ir de mi nariz por más que yo quisiera.
— Tom! Tom! —Comencé a escuchar—
Volví en si y ya no tenía a los chicos a mi lado, tenía en frente a esa criatura.
La podía apreciar mejor, piel extremadamente pálida, pestañas largas y respingaras, facciones elegantes y finas, su olor era cada vez más intenso. Su cabello brillante y sedoso moviéndose cada vez que el viento venía con una ola más fuerte.
