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Me gustaría que por cada frase que veáis ir os guste pongáis "🌊" y se vean todos los comentarios asi ❤️‍🩹

De pequeña mis padres siempre me contaban historias, algunas inventadas y otras no tanto. Sin lugar a dudas, su favorita era la de cómo se conocieron ellos dos en un viaje de fin de carrera a pesar de que son del mismo pueblo.

Al principio, yo pensaba que era una historia sin más, al fin y al cabo, no me entraba en la cabeza que no se conocieran antes de eso. Con los años fueron aumentando los detalles de ese viaje, añadiendo a dos personajes clave, la mejor amiga de mi madre y el mejor amigo de mi padre, ellos eran novios y todo había sido un plan de la pareja para que mis padres se conocieran.

Estas pequeñas partes solo hicieron que no me lo terminara de creer, eso cambió el día que me llevaron a la residencia de sus amigos.

Allí conocí a su hijo Frederick Turner de 9 años y por ese entonces yo tenía apenas 7. No tardamos en hacernos amigos y juntos jugábamos a cualquier juego que nos mantuviera entretenidos, nuestro favorito, sin duda alguna eran las luchas, podíamos pasarnos fácilmente durante horas luchando en la arena hasta que nos llamaran nuestras madres para cenar.

Con el pasar de los años pasamos de las luchas en arena al surf, volviéndose nuestro pasatiempo favorito y por lo que nos reconocerían en el instituto más tarde.

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Agotada, salgo del agua sujetando la tabla con el brazo izquierdo dando pasos como si no pudiera mi propio cuerpo, aunque es lo mismo. mis piernas me empiezan a temblar a temblar de forma leve mientras camino por la arena fría por el agua, como si de alguna forma me tratara de decir mi cuerpo que me siente y descanse de una vez, cosa que me niego a hacer, suficiente tengo con que se me pegue la dichosa arena en los pies como para que se me pegue también en el neopreno.

No hay cosa que me dé más repelús o asco que la arena pegada en cualquier parte de mí, Fred y mis padres no logran entender porque ese sentimiento hacia la arena cuando llevo toda mi vida pisandola.

Justo en el momento en el que fijo mi vista en el cielo anaranjado, unas manos se deslizan por mi cintura, dejo caer la tabla con un golpe seco.

No me hacía falta darme la vuelta para saber de quién se trata, me gira con un movimiento rápido para poder quedar cara a cara, dando con unos ojos marrones tan oscuros que parecen negros, mirandome con intensidad.

«Fred»

«Parece que me va a besar»

Tengo que pensar en otra cosa, no en lo cerca que está su cara de la mía.

Pienso; pienso en el movimiento de sus dedos acariciando el hueco de mi cintura.

Y es una mala idea, una muy mala, en cualquier momento me voy a poner roja, estoy segura.

Aparto la mirada de la suya y hago un intento de alejarme de él, pero es imposible, al ser él más fuerte que yo da igual cuantos intentos haga que no soy capaz de alejarme más de unos pocos centímetros.

Alza una ceja y sonríe de la forma egocéntrica que siempre destaca en él.

Bajo la cabeza buscando una forma para poder soltarme y así de paso evitar lo máximo posible su mirada, no quiero que me mire.

«No quiero que se dé cuenta de cómo me afecta su contacto»

—¿Qué ocurre Lizzie?

—Nada.

—No hagas eso —Una de sus manos pasa a un lado de mi cuello.

Se me eriza la piel. Fred hace un agarre ligero pero firme alrededor de este, pasando su dedo pulgar de una forma suave como si fuera una caricia, por el largo de mi garganta.

Destino De Verano Entre EspejismosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora