★ Renmin | Renjun, un omega con un pasado abusivo y un hijo alfa. Meses después de su divorcio conoce a Jaemin, un alfa ex-militar que le ofrece algo... Extraño. A cambio de que le enseñe a cocinar, Jaemin cuidara a su hijo; Jisung, Renjun realmente...
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Jisung se aferró a la mano de Renjun mientras salían del baño. Tan pronto como pusieron un pie fuera de la habitación, volvieron a entrar. Jaemin rápidamente cerró la puerta detrás de ellos —omega.
Renjun volteó a verlo lentamente —eso fue... rápido.
Sunggie rio, aplaudiendo —¡otra vez!
Jaemin sonrió, cansado —no me dejan solo... estoy recibiendo abrazos, besos, golpes —se levantó la camisa, mostrando un moretón que se estaba formando en su brazo —todos están perdiendo la cabeza.
Renjun lo olfateó —hueles a muchas personas... aunque no me gusta, estoy feliz. Me doy cuenta de que realmente te aman.
El alfa lo olió de regreso —¿vomitaste?
—¡Sí! —Jisung levantó sus pequeños brazos —¡iugh!
—¿Tú vomitaste, Jisung?
—¡No, mami lo hizo!
—¡Me lavé la boca! —Renjun acarició su brazo, avergonzado —estaba emocionado... quizás demasiado.
Jaemin lo besó suavemente —no me importa, mientras te sientas feliz.
Jisung enseñó la lengua en una muestra de asco —iugh, baba.
Renjun se sonrojó —¿nos... nos iremos pronto?
El alfa lo miró apenado —nos han invitado a una cena con Jaehyun y la mayor parte de la milicia.
La quijada de Renjun se desencajó al escucharlo —no...
—Hambre —Jisung se aferró a la pierna de Jaemin —hambre, baba.
—Te escuché, alfa —Jaemin soltó un suspiro —lo sé y lo siento... no pude decir que no.
—¡Por supuesto que no podías decir no!—Renjun dejó caer los brazos a sus costados —pero no estamos vestidos para ir a cenar, debemos ir a casa y cambiar de ropa, ¡huelo a vómito! ¡Voy a conocer a muchas personas!
Jaemin agarró el brazo de Renjun y lo acercó para abrazarlo —Estoy tan enamorado de ti —murmuró con una sonrisa —Me has ayudado a sobrellevar todo esto, ahora... ahora vamos a comenzar nuestras vidas y no puedo esperar por ello —le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja —. No sé cómo mi vida podría ser mejor que ahora. Me siento... —sacudió la cabeza suavemente —tan limpio, como si un peso hubiera sido retirado de mis hombros y todo es gracias a ti, Camelia... no te rendiste conmigo.
