¡Para los que vivimos en angustia!

Quizás, si fuera.

Si fuera un oasis en el desierto
y no el tamo sobre las dunas,
quizás mi voluntad no habría muerto,
tampoco le ladraría a la luna.

Si fuera experto mostrando mi sonrisa
y no dependiera de mi hipócrita espejo,
quizás no habrían muecas enfrentando la brisa
y a otros rostros iluminaría mi reflejo.

Si fuera un ave con grandes alas
y volara tan alto como mis versos,
quizás no tendría heridas de bala
y mi canto deleitaría a otros universos.

Si fuera lo que en sueños deseo,
si fuera aquella flor colorida
que desean para mí las demás flores,
quizás en el jardín mejor cuidado
me marchitaría pues
no pertenezco a un lugar tan graciado.

Si fuera un perro bien cuidado,
pronto moriría,
porque sin la lluvia en mi rostro, me pierdo
y no podría escribir poesía.
Mis manos son solo los pedernales
y no el fuego que da calor a otras tintas.
Quizás, si fuera otro,
no podría pertenecer a mi propio bosque,
y mi lenguaje de viento
se perdería entre las raíces secas.