Mirrorball

{5} Halloween party

Londres, Lunes 31/10/2017

Una hora.

Gemma de por si ya poseía unos marcados colmillos, pálida piel y ojos cansados, así que tal vez el disfraz se ajustaba tan bien a ella que por ello su hermana lo había elegido. Tras colocar algo de sangre falsa bajo sus labios, palidecer algo más su rostro, colocarse lentillas para que sus ojos fueran del mismo color de la sangre: maroon, y peinarse algunos mechones sueltos, estuvo dispuesta a dirigirse hasta el cuarto donde su hermana la estaba esperando.

-Ya estoy, nos podemos ir- tras intentar salir de la habitación notó como su hermana la agarraba del brazo. -Por favor Gemma, necesito hablar contigo, deja de ignorarme- dijo Nicole desesperada. -No es la primera vez, debería haberme enfadado contigo desde hace mucho tiempo, Nicole- Gemma soltó un portazo al abandonar la habitación y decidió esperar a su hermana en los asientos traseros del coche. Tras un largo rato el coche arrancó.

Mientras Nicole se disponía a entregar los tickets de invitación para poder ingresar a la fiesta, su hermana observaba a los demás invitados. Pudo notar una extraña presencia en la larga cola de personas que recorría su espalda, se sentía observada. Ignoró su instinto y estuvo segundos escaneando a cada una de las personas que se encontraban tras ella. Sintió un escalofrío al ver a unos cuantos componentes de el grupo de sus bullies del instituto. La ira que contenía contra su hermana había aumentado firmemente al recordar cuando dijo que no iban a venir. Al menos solo eran cuatro, y no el grupo entero. Se percató de que una de las chicas de aquel grupo la empezó a mirar con una mirada intimidante, tanto, que la hizo sentirse como si hubiera recibido un golpe en el lateral del abdomen. Decidió seguir observando. Los otros dos eran los chicos populares del equipo de fútbol y una amiga suya, lo raro es que ellos ni se habían enterado de su presencia, o la ignoraban. La chica la llevaba mirando fijamente unos largos segundos, y no estaba alucinando, o eso juraba. Tenía ojos azules, fuertemente azules e intimidantes, era castaña, tenía un wolf cut aunque apenas se diferenciaba de otros peinados ya que llevaba una coleta alta despeinada. Fue interrumpida por la voz de su hermana advirtiéndole de que no se separara de ella nada más entrar por la puerta de aquella casa.

La primera fiesta, que no fuera de cumpleaños, a la que Gemma había asistido jamás. Era una casa muy espaciosa, las luces de discoteca iluminaban cada rincón, estaba decorada con una mezcla de estilos modernos y vintage, también poseía unas escaleras de caracol que llevaban a la segunda planta. La música era ensordecedora, tanto, que apenas podía escuchar lo que su hermana le decía.

-Gemma, se que estás enfadada conmigo pero, por favor, hazme caso y no bebas alcohol, ni fumes nada- soltó Nicole intensamente en la oreja de su hermana para que ella la pudiera escuchar. Esta únicamente asintió levemente con la cabeza y se retiró. Se dirigió a el salón principal mientras bailaba al ritmo de la música. Observando, pudo notar la diferencia de unos disfraces con otros; algunas chicas iban vestidas de conejitas mientras que otras simplemente decidieron ser felices con sus disfraces de superhéroes encharcados en sangre y heridas. En los chicos ocurría lo mismo, había algunos policías y playboys mientras otros únicamente se envolvieron de papel higiénico simulando una momia.

-Hey, tú eres la hermana de Nicole ¿verdad?- una momia, bastante bajita y borracha se le acercó. -¿Sí? lo soy- dijo ella confusa. La momia la invitó a bailar con él, aunque Gemma únicamente rechazó y se dejó llevar por el ritmo de la música hasta la otra punta de la sala. La música era realmente movida, no tenía que actuar para pasárselo bien bailando, no como ella pensaba que sería. Tras un rato de bailar las canciones más movidas decidió sentarse en el sofá, exhausta. Alguien se le acerca.

-Hola Gemma- era un policía. Gemma no pudo reconocerlo ya que llevaba una máscara, como la mayoría de personas en la fiesta. -Hola- respondió. -Voy a por algo de beber, ¿te traigo algo?- mencionó neutralmente el chico. -Te acompaño-