En la quietud de una mirada fija a través de la ventana, se despliega un universo interno donde los pensamientos intrusivos se convierten en protagonistas. En ese instante, la mente se convierte en un laberinto de reflexiones tumultuosas, donde las fronteras entre la realidad y la fantasía se desdibujan.
La ventana se convierte en un espejo de la mente, reflejando tanto el paisaje exterior como el tumulto interior del alma. En este juego de luces y sombras, se revela la complejidad del ser humano, atrapado entre la búsqueda de la verdad y la lucha contra las sombras de la incertidumbre.
Es en este trance introspectivo donde la filosofía encuentra su terreno fértil, explorando las profundidades del ser y del mundo que nos rodea. A través de la ventana de la percepción, nos enfrentamos a nuestros demonios internos, buscando respuestas en un universo que a menudo se nos escapa de las manos.

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corazón sin voz
PoetryAquí quedan mis pensamientos, aquellas palabras que me guardé, aunque guardarme no es lo mejor, ahora puedo plasmar lo que siento en la escritura.