Capitulo 19

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Juan leyó en el diario sobre la detención de una secta por explotación y compartió sus preocupaciones con Dixie. "Mira, Dixie, detuvieron una secta por explotación", dijo, mostrando el artículo. "¿Crees que lo nuestro antes fue una secta?"

La alarma de Dixie ante la posibilidad fue evidente, comprendiendo la gravedad de la situación. "Juan, tenemos que actuar", respondió con urgencia. "Debemos informar a Alexis y a Morgana. Alexis podría ser el próximo líder si cumple los requisitos del juez superior. Debemos detenerlos, los hijos de Alexis podrían convertirse en esclavos o amos si no hacemos nada".

Juan expresó su temor a Dixie. "Pero, Dixie, ¿y si Alexis reacciona violentamente? Él está fuera de sí", dijo, visiblemente inquieto. "No sé si podré enfrentarlo si nos ataca".

Dixie tomó las manos de Juan con firmeza, buscando calmar sus temores. "Lo entiendo, Juan, pero debemos actuar. Si no lo hacemos, quién sabe qué atrocidades podrían cometer. Alexis debe ser informado, él es nuestra mejor opción", dijo con determinación.

Juan asintió lentamente, sintiendo la carga de la responsabilidad sobre sus hombros. "Tienes razón, Dixie. Debemos enfrentar esto juntos", respondió, reforzando su determinación.

Con el corazón latiendo con fuerza y la tensión en el aire, avanzaron hacia la mansión de Alexis. Cada paso resonaba con la determinación de detener el mal, pero también con el temor a lo desconocido.

Al llegar a la puerta principal, Morgana intentó gritar el nombre de Alexis, pero Juan actuó con rapidez, tapándole la boca con firmeza. "Es una orden, esclava Morgana", dijo en un susurro urgente. "Debemos ser cautelosos".

Morgana, sorprendida por la acción de Juan, asintió en comprensión. "Claro, amo Juan", dijo sumisa.

Con el corazón latiendo con fuerza y la determinación ardiendo en sus venas, continuaron hacia la mansión. "El amo Alexis no está disponible", anunció Morgana.

"¿Y cuánto tardará?" inquiere Dixie con preocupación. Morgana responde con un encogimiento de hombros, indicando que no sabe. "Lo siento, no puedo hablar, el amo Alexis me lo prohibió", explica.

Juan, furioso, se aproxima a Morgana. "Maldita sea, ¿por qué no me dices dónde está tu amo? Esto es urgente, es una cuestión de vida o muerte", exclama con enojo.

"Amo Juan, por favor, no se enfade conmigo", responde Morgana con una mirada sumisa. "Tengo la orden de que si el amo Alexis no está y un amo estuvo esperando, debe ser complacido", añade, agachándose y sacando su miembro.

Juan observa con sorpresa la acción de Morgana, sus ojos se agrandan ante la inesperada revelación.

"No me digas", murmura Juan con furia conteniendo, por un instante, la emoción en su voz. "¿Acaso la única forma de hacerte hablar es mediante la violencia sexual?", pregunta con severidad, su tono revelando la tensión que impregna la atmósfera.

La atmósfera se tensa, y en ese instante, Morgana se sumerge en un remolino de recuerdos. Revive el día en que Juan se entregó a Dixie con una pasión desenfrenada, un recuerdo que despierta en ella una mezcla de deseo y nostalgia. La imagen de Juan desatado, entregándose a su esclava con un fervor incontrolable, la hace temblar de excitación. Reconoce la tentación de estar en el lugar de Dixie en aquel momento, sometiéndose al deseo ardiente de Juan.

El corazón de Morgana late con fuerza mientras las palabras salen de sus labios, alimentadas por el recuerdo ardiente de la pasión desenfrenada entre Juan y Dixie. Con una mirada suplicante, implora a Juan que la domine con la misma intensidad, anhelando sentir el mismo castigo y placer que presenció aquel día. Su deseo es claro: entregarse por completo a Juan, sin piedad ni restricciones, y experimentar el éxtasis de su dominación.

"Sombras de Deseo": Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora