-¿Gustabo?
La habitación solo estaba iluminada por un par de luces, enfocadas en el centro de la misma. Las paredes eran de material, y solo las adornaban algunas manchas de humedad. Al estar bajo tierra, tampoco había ninguna ventana que diera al exterior. El suelo tampoco tenía ninguna decoración y se notaba que nadie le había dado una limpieza profundo hacia tiempo. Lejos estaban ya de la estética impoluta de la casa del superintendente Garcia.
Jack Conway se encontraba confundido, sin entender del todo lo que estaba pasando. Ni porque su hijo se encontraba ahí. Había pasado tiempo de su secuestro, y a pesar de que se intento mantener fuerte, su propia resistencia a comer lo había debilitado. Al final había terminado cediendo, dándose cuenta que su propia terquedad seria su fin.
Se había confiado de que lo rescatarían, la puta CIA debía tener un chip localizador... al menos que sus secuestradores con conocimiento previo lo hubieran desactivado. El entender eso, le hizo tener varios arranques de furia, ocasionado varias heridas a si mismo.
Volvió a enfocar la mirada de la persona que estaba frente suyo. Rubio, ojos claros, barba blanca... no tenía dudas. "Aunque bien antes había caído en el engaño del italiano de mierda" Pensó amargado.
Intento volver a enfocarse, pero su mente de a ratos se dispersaba y de a ratos volvía.
"No es él, debe ser su maldito doble". Pensó Conway en primera instancia, pero después vio detrás de Gustabo y vio a dicho italiano apoyado en la pared, sonriéndole presumido.
"Gustabo me traicionó, otra vez" Fue lo que pensó entonces, pero se resistió a creer eso del todo.
Había pasado años entrenándolo. Primero ayudándolo a entrar al cuerpo, luego yendo en cubierto mientras Gustabo estuvo internado. Horas y horas enseñándole todo lo que debía saber. Estaba confiado de que había logrado romperlo, reformarlo. Había logrado crear a su caballo de troya perfecto contra los imbéciles de la CIA que intentaban joderlo en cada paso que daba.
No solo consideraba que Gustabo tenía su carisma y pico de oro, haciéndolo un perfecto doble agente, sino que era un perfecto asesino a sangre fría. Estaba confiado de que nadie vería a tiempo, bajo la imagen de un tranquilo y amigable rubio, la bomba de tiempo que había formado. El se había ocupado de eso.
Vio movimiento a su izquierda, apareciendo del limite de su campo de visión. Estaba atado, asique no podía girarse más que eso. Y no estaba completamente seguro si había alguien mas detrás suyo.
Pero lo que mas llamo la atención era de la apariencia que llevaba la persona que apareció. Reconoció su andar soberbió, su vestimenta. Muchos podría cuestionar que tan rápido lo había reconocido cuando antes ni pudo reconocer que el que estaba a su lado no era su hijo, pero este hombre enmascarado había sido su objeto de obsesión desde hace muchos años. Intento matarlo en encantadas ocasiones, fallando cada vez. Los malditos de la CIA habían cortado todo a su paso, dejándole sin más opciones que usar todo a su paso, sin importar la legalidad ni la moralidad, esperando el momento preciso para atacar.
-¿Esto ha sido toda obra tuya?- Le cuestionó, rabioso.
-Jacky, Jacky, Jacky. Que bajo has caído. - Comentó Noah Holliday enmascarado y con su modulador de voz, haciendo imposible que alguien reconociera quien había bajo la mascara. Tenía aun su arma en la mano, siendo más que nada una advertencia para que todos se comportaran. No le temblaría la mano si tenia que disparar. No miro directamente a Freddy Trucazo, pero sabía que no se había movido de su lugar. Se estaba comportando, de momento.
Conway comenzó a gritar, desatando toda su rabia.
-La maldita agencia, sabía que ellos estaban detrás de todo. ¡Son todos unos capullos! ¡Los matare a todos! ¡Hijos de la gran puta!
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Verdades ocultas
Fanfiction¿Qué sucedió realmente cuando Gustabo desapareció? Años después, Toni Gambino se hizo pasar por el subcomisario, pero ¿realmente lo asesino? ¿Por qué nunca apareció el cuerpo? Ahora Conway a desaparecido y un nuevo superintendente llega a la ciudad...