Capítulo V

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Savannah

—Señorita, no es posible que literalmente lleve menos de veinticuatro horas desde su llegada al internado y ya haya agredido a una estudiante. —La voz del director, quien intenta no sonar alterado resuena en mis oídos, pero lo ignoro por completo ya que mis pensamientos están ahora mismo en el chico pelinegro que está justo a mi derecha mirándome con una mirada de terror.

Está completamente tieso, como si un solo movimiento fuese a hacer que lo mate ahora mismo frente a todos los que se encuentran en esta oficina.

—¡Señorita Savannah! —levanto la mirada y dirijo mi vista al rostro enfadado del director. No se ve contento, pero yo tampoco lo estoy.

—No he empezado yo. Ha sido ella—le digo furiosa ya que enserio veo esto innecesario. —Pueden ver las cámaras de seguridad, cosa que les tomaría menos de diez minutos y ver que fue ella quien me abofeteó primero. Sin ninguna razón, debo aclarar, ya que sólo fue un pequeño roce con el hombro.

El director arruga el entrecejo y dirige su mirada a la rubia que está de chillona y exagerada en la pequeña silla frente a su escritorio.

—¿Es eso cierto Adriana? —le pregunta con tono desconfiado. Como si no quisiera creer que fue ella quien empezó la pelea.

—¿Papá cómo crees que voy a ser capaz.. -

—¡¿Papá?!—Me sorprendo al escuchar la manera en la que llama al director, así que decido dar un paso adelante y pongo mis dos manos sobre el brillante escritorio —Usted es su padre.

Cuando el anciano señor va a empezar a hablar, lo interrumpo porque se a donde va a llegar esto si no interfiero ahora mismo. Esta es mi oportunidad de salir ilesa después de la paliza que le di a la rubia estúpida.

También es la hija del director, Savannah.

La voz de mi madre me recuerda que no es cualquier estudiante, cosa que me hace apresurarme más y tomarme más enserio la tarea de salir de esta oficina sin ninguna consecuencia.

—Espere un momento. ¿Me trajeron a esta oficina a discutir con el padre de la chica que me abofeteó sin razón alguna? —suelto una risa seca por la ironía de la situación en la que me encuentro. Rápidamente, sin darle tiempo de responder a mi pregunta, levanto el mentón y digo firmemente— No hice nada malo, sencillamente me defendí. Puede ver las grabaciones de las cámaras de seguridad que están en el pasillo. Pero no recibiré un regaño y mucho menos un castigo cuando quien lo merece es su hija por agredir a una estudiante nueva sin razón alguna.

Sacudo mi horrible falda de cuadros, me doy media vuelta y salgo de la oficina sin dejar que me detenga la voz apenada del director.

Al salir, me detengo frente a la puerta y suelto todo el aire que estaba conteniendo.

No me doy cuenta hasta que sale de la oficina, que el chico que me sujetó en la pelea es el mismo que me estaba observando ayer en el comedor.

—Hey ¿estás bien? —pregunta preocupado, como si fuese a responderle. En ese momento también sale la rubia junto al pelinegro y ambos se detienen al ver que sigo aquí.

Como si no hubiese tenido suficiente, la muy loca se me acerca, demasiado para mi propio gusto, y me habla en toda la cara haciendo que su aliento me roce la nariz.

—No creas que esto se va a quedar así. —sonrío ante lo que acaba de decir, ya que yo misma acabo de pensar eso al sentir su aliento en mi cara. Me mantengo justo donde estoy, para decirle en un susurro dónde solo ella y yo escuchemos:

—¿Acaso crees que YO terminé contigo? —le ofrezco una pequeña sonrisa, aun sin moverme ni un solo centímetro. —Terminaré contigo cuando vea que te estás desangrando, estúpida. De verdad. No tienes ni idea de con quien te acabas de meter.

Sus ojos por alguna extraña razón empiezan a humedecerse, pero antes de que sea muy visible, se va rápidamente a sabrá Dios dónde, dejándome ahi con los dos chicos quienes me miran extrañados.

—¿Estás bien? —vuelve a preguntar el imbécil del comedor. En este momento estoy con ganas de estrellar su cara contra una pared por haberme aguantado en la pelea, pero me abstengo de hacer otro show. Y más porque estamos frente a la oficina del director, así que solo lo ignoro por completo y empiezo a caminar en dirección a los baños para lavar mi cara, irme a mi próxima clase y así aguantar las miradas curiosas de todos estos inútiles hasta que sea la hora de irme a dormir.


Nota:

Este capítulo es súper corto, lo sé. Pero he estado un poco ocupada. Prometo que me esforzaré en escribir uno más largo para el sábado. Quizá hasta suba dos.

Muchas gracias a los que se han tomado el tiempo de leer y votar.
Creanme que haré que la trama sea más interesante. Solo denle la oportunidad. Gracias por todo..

XOXO
Regi

Rojo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora