Capítulo 12

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Mia

Dos días después de la acampada, Mónica me invitó a nadar con los chicos del instituto y acepté la invitación. Me dijo que invitara a los demás para hacer más lío y le dije que lo intentaría.

Le comenté a Jessica la idea y dijo que siempre y cuando fuera un lugar decente ella estaría encantada de ir. Le mostré foto del lugar y al principio puso una mueca de hastío pero finalmente accedió e invitó a los demás.

Salí de casa para darle un paseo a Ace como todos los días y Álex ya estaba esperándome afuera. Sonreí cuando ahora en vez de saludarme con un Hola, amargada me tomó del mentón y me pegó a él para unir nuestros labios en un beso corto pero ansioso.

—Hola a ti también—dije en cuanto nos separamos.

Caminamos un buen rato hasta que llegamos a las rocas de la vez pasada. Como me encantaba ese lugar. Nos trepamos en ellas para poder sentarnos un rato y no pude evitar sonreír al verlo, él enarcó una ceja.

—¿Qué te ocurre?

—Nada, es solo que me gusta estar aquí contigo—sonreí.

—Lo amargada es solo una fachada, mira lo romántica que te pones—bromeó.

—Aún puedo soltarte un puñetazo, imbécil—me enfurruñé y le di la espalda.

Lo sentí rodearme por detrás y colocar su mentón sobre mi hombro.

—A mí también me encanta pasar el rato contigo, Mia—susurró.

—Pues enhorabuena porque quiero que vengas conmigo a un lado hoy—le dije, mirándolo de reojo.

—¿A la alberca de tu amiga Mónica?—preguntó y al ver mi sorpresa comenzó a reírse.

—¡Oye! ¿Cómo lo supiste?—lo volteé a ver con la sorpresa en el rostro—¿Ahora también eres vudú o qué?

—Jessica lo envió al grupo con los demás, lamento no ser un vudú—se encogió de hombros y volvió a soltarme.

Se recargó sobre sus codos y estiró las piernas, contemplando el cielo.

—Yo quería decírtelo—me crucé de brazos—Supongo que es algo a lo que debo acostumbrarme si queremos mantenerlo en secreto.

—Supongo que sí—suspiró.

No me agradaba la idea de que Jessica siguiera en constante contacto con él, entiendo que son amigos pero Jessica claramente no lo ve así. Menudo lío.

—No te sientas mal, de cualquier forma solo iba a ir porque ibas tú—me dijo, tomándome de la mano y jalándome hasta él para quedar sobre él.

—Que maña con soltarme cosas así de la nada—aparté la mirada, sentía las mejillas hirviendo.

—Es que me encanta ver lo roja que te pones—sonrió y me hizo mirarlo de nuevo.

—Te odio.

—Me adoras—corrigió.

—Lamentablemente—sonreí.

Me acercó para poder besarlo y estuvimos así un buen rato, sus manos apretaban con firmeza mis caderas y yo trataba de no irme de frente por la posición. Me separé de él y eso no pareció gustarle.

—Si seguimos no vamos a salir de aquí—le dije.

—¿Y quién dice que quiero salir de aquí?—volvió a tirar de mí y sonreí en el beso.

—ÁlexSoloSalíAPasearA-.—dije entre los besos y cuando bajó a mi mandíbula no pude terminar la frase.

Eché la cabeza para atrás y cerré los ojos, sabía muy bien dónde besar porque de inmediato me hacía sentir cosquillas en el vientre. Se levantó un poco para tener mejor acceso y me recorrió la clavícula, llevaba una camiseta de tirantes con un escote que le permitía tener acceso a ciertas zonas de mi pecho.

A pesar del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora