Capítulo 19

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Mia

El día todavía no comenzaba aún y yo ya estaba siendo zarandeada en mi cama. Jessica estaba tratando de despertarme, bastante alterada, y yo simplemente me limité a tomar mi almohada y zampársela en la cara.

-¡Mia!-protestó, muy enfadada.

-¿Qué quieres, pesada?-murmuré, frotándome los ojos.

-¡Tienes que ir a organizar la kermés!

Me paré de golpe y vi la hora. Mierda, mierda y recontra mierda. Me vestí lo más rápido que pude, bajé las escaleras casi corriendo y me metí en la cocina para tomar lo que fuese y llevármelo en el camino.

Salí tan deprisa que casi choco con un auto, Jenni ya estaba ahí con los demás y parecían estar aburridos de esperar. Cuando ella me vio, me lanzó una mirada de pocos amigos y me dijo que le corriera.

-¿Te has dado cuenta de la hora qué es?-chistó.

-Lo siento, lo siento, me quedé dormida-susurré bastante apenada.

-Llevamos una hora esperando, mujer-replicó una chica.

-¡¿Una hora?!-exclamé, alarmada-¡¿Y por qué no han avanzado nada?!

-Pues porque¿Te estábamos esperando?

-¡Perdiendo el tiempo!-me enfadé y señalé a todos-Como no los vea trabajando en cinco segundos vamos a tener serios problemas.

Se pusieron de pie tan pronto que ni tiempo me dio de contar. Comenzaron a armar los stands frente a las casas, a los lados de la calle, hasta el parque donde se encontraba el quiosco en el centro. Era un parque con forma circular que guiaba a cuatro calles distintas de casas, cada calle iba a tener su hilera de stands.

Los de las luces las colgaron de poste en poste, los de la decoración comenzaron a poner cosas alusivas a los años 20s que era la temática de la kermés. Se colocaron las mesas gigantes a un extremo del quiosco, se adornó con candelabros y manteles dorados, el quiosco se adornó con tiras de color dorado y plateado.

Todos iban de un lado a otro preparando sus stands, mamá estaba dentro de uno colocando sus macetas en la barra frente a ella y colgando mis cuadros en las paredes para que se vieran. Me saludó cuando pasé por ahí y me mostró su trabajo, muy orgullosa.

Seguí avanzando, supervisando que todo se hiciera como estaba planeado y juro que casi lloro cuando vi lo hermoso que estaba quedando. Cuando quedaban dos horas para el evento, todos se fueron para poder arreglarse y estar listos a la hora correcta.

Jessica ya me estaba esperando en su habitación, ella se había encargado de ir a buscar los disfraces para todos y vaya que se lució. A mamá le otorgó un vestido negro con perlas, una diadema del mismo color, unos guantes blancos que le llegaban a los codos. A John le dio un traje con cola de pingüino de color azul marino junto con una boina algo chistosa.

Ella se había escogido un vestido blanco con tiras colgantes, corto, una diadema del mismo color con una especie de pluma. A mí me entregó un vestido largo, dorado, con tiras brillosas adornando el vestido, unos guantes blancos con plumas en los bordes.

Cuando terminó de maquillarme y me vi al espejo me sentí una persona completamente diferente. El vestido tenía un escote prominente, llevaba varios collares y eso hacía lucir mucho más mi cuello. Llevaba unas zapatillas altas de color negro, un labial rojo intenso y los ojos bastante oscuros de la parte de abajo pero muy llamativos.

-A que me ha quedado genial ¿no?-me pregunta, muy orgullosa de su trabajo.

-Demasiado.

Terminamos de alistarnos y bajamos las escaleras, John y mamá ya estaban esperándonos y cuando nos vieron bajar ambos quedaron boquiabiertos.

A pesar del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora