Jungkook suspiró con exasperación, sintiendo cómo la frustración se apoderaba de él una vez más. Nunca, en todo lo que llevaba desempeñando su profesión, se había enfrentado a tanta resistencia por parte de un paciente. Habitualmente, estos estaban dispuestos a trabajar juntos para superar cualquier obstáculo, pero esta situación se estaba volviendo cada vez más estancada. Era consciente de que si no lograban avanzar pronto, las consecuencias podrían ser desfavorables para ambos.
El tratamiento que había diseñado era meticuloso y, aunque llevaba su tiempo, demostraba ser altamente efectivo. Durante su primer mes viviendo en el palacio, Jungkook había observado varios aspectos cruciales. Uno de ellos era la escasa presencia del lobo interior del alfa, un componente que sería vital para su recuperación. Lo más complicado de la situación era que apenas lo conocía; solo habían cruzado un par de palabras, y esto gracias a la insistencia de Jungkook. Sin embargo, nada parecía ser correcto, ya que este siempre lo trataba de forma hostil y se las ingeniaba para alejarlo.
Su frustración se había vuelto palpable en esos días, ya que no lograba avances significativos. Los sirvientes apenas conocían a Taehyung, lo que significaba que la información que le proporcionaban carecía de veracidad o, al menos, de utilidad para su progreso.
Pasaba noches en vela buscando desesperadamente soluciones alternativas, pero cada una se desvanecía ante él. A ese ritmo, ni siquiera podía vislumbrar cuándo podría regresar a casa, y eso era lo que más le asustaba. No se encontraba a gusto en aquel lugar. Aunque para muchos podría parecer un sueño vivir en aquel palacio, él valoraba más la familiaridad y la calidez de su aldea natal, así como a las personas que amaba por encima de todo.
Tras un suspiro prolongado, acomodó los mechones rebeldes que se escapaban de su moño y tomó las pomadas medicinales. No podía ni siquiera imaginar la idea de dejar pasar un día sin completar algún paso del tratamiento; Taehyung no podría rechazarlo otra vez, simplemente no se lo permitiría.
Avanzó rápidamente por el pasillo hasta llegar a la puerta de la habitación del alfa. Tras dos golpes suaves, escuchó un leve sonido desde el interior, reconociendo esa señal como su invitación para entrar.
—Joven Kim, es hora de sus masajes —declaró el omega con firmeza en su tono, decidido a no ceder en este aspecto.
—¿No me dejarás en paz si no acepto? —La pregunta parecía más un murmullo dirigido a sí mismo, pero el omega asintió de todos modos, lo que provocó un suspiro de exasperación por parte del contrario.
Jungkook se acercó a la cama con pasos pausados y ayudó al alfa a voltearse, dejándolo boca abajo sobre el colchón. Durante la sesión de masajes, apenas intercambiaban palabras, lo que creaba un silencio incómodo que persistía hasta que terminaban.
Con delicadeza, sus dedos se movían con destreza sobre la zona baja de la espalda de TaeHyung, quien dejaba escapar suspiros de alivio ante la relajación que le brindaba. Aquel punto en su espalda baja era crucial; con movimientos suaves y precisos, lograba aflojar la tensión muscular mientras aplicaba una leve presión. El médico percibía la tensión persistente en esa área, por lo que dedicaba más tiempo a masajearla, consciente de la incomodidad que el alfa debía experimentar. Aunque quizás no experimentara dolor, era evidente su malestar al ser esa zona la más afectada, y lamentaba no poder desempeñar su labor de manera más efectiva.
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・⁺ 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎𝐒《𝚅𝙺𝚘𝚘𝚔》
FanfictionJeon Jungkook, un omega altamente respetado como médico, elige la tranquilidad de su aldea natal sobre las tentadoras ofertas que podrían haberlo impulsado hacia una carrera más prominente. A pesar de tener el talento para triunfar en cualquier luga...