Lastima que nunca serán mejores que nosotros

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Ava...
Muerdo una fresa mientras escucho contenta a papá y al tío Marcos, después de que el tío llegó y el entrenamiento termino, venimos a mi casa, papá estaba aquí ya, estamos sentados en el comedor de afuera, yo como fresas con chocolates, papá, el tío y Dean, solo toman cervezas, estar aquí con los cuatros es una costumbre, lo hacemos al menos una vez al mes y no explico lo bien que me siento al tener juntos a mis tres hombres favoritos.

—Me regalas una fresa — me pide Dean y tomo una acercándola a su boca, la muerde y le aprieto la nariz para molestarlo.

—La fiesta será justo el fin de semana — nos dice el tío O'conner.

—A todo esto. ¿Qué celebramos? — les pregunta Dean.

—Le daremos la bienvenida a un viejo amigo, será sorpresa, elegante, refinada, lujosa, invitaremos a la mayoría de socios, y gente importante, como los Miller — explica papá.

—¿Ernesto vendrá? No es un Miller — Dean se mete otra de mis fresas a la boca después de hablar.

—No, pero es el padrastro de Rush Miller, también es el que está manejando los negocios por el momento, lo conocí hace unos meses, parece saber lo que hace, lastima que nunca serán mejores que nosotros —responde ahora el tío Marcos, papá y Dean se ríen.

—¿Vendrá todo la familia? — me interesó en la conversación está vez.

—Su madre, Stephanie, Ernesto, su hermana menor y él, Rush — comparto una mirada con Dean ante la mención de la hermana de Rush.

—Necesito comprar un vestido nuevo — comento pensando en mi vestuario.

—Deberíamos usar algo a juego — me propone Dean y yo asiento.

—Perfecto, ¿Usamos verde esmeralda está vez? Le diré a Federico que nos diseñe algo.

Federico es un exelente diseñador, ha realizado grandes pasarelas de moda y su trabajo es increíble, llevo trabajando con él desde hace unos tres años, ya que a papá también le gusta su trabajo y lo contrato para un evento, desde esa vez, Fede a fabricado miles de prendas fabulosas para mí y incluso para Dean.

—De acuerdo.

Unas horas después cuando el tío y Dean se van, voy a mi habitación, me pongo un pijama y me tiro a la cama aburrida, hasta que recuerdo a Rush, sus manos, su boca en mis senos.

Jodida mente rota.

Mi celular vibra, son las 8:10 pm, sonrío al ver el nombre de Dulce, cuando no nos vemos acostumbramos llamarnos para hablar y informarnos sobre nuestro día.

—Buenas noches mi Candy — la saludo con el apodo que menos le gusta, o eso dice, se que le encanta.

—Buenas noches mi chica colorida, y deja de llamarme así — ella me saluda con mi apodo, pero ese si me gusta.

—¿Qué estás haciendo?

—Iré a buscar que comer.

—¿No te gustaría que compráramos algo de comer, vengas a mi casa y tengamos una pijamada? Será genial — la idea se me ocurre en menos de dos segundos.

—¡Pero claro! Voy enseguida, ¿te parece si paso comprando la comida? — sonrio, puedo tener la idea más loca incluso en la madrugada y ella aceptaría participar.

—Vale, ¿que traerás?

— Pizza y helado de menta para mí — arrugo la nariz, no me gusta la menta, a ella le encanta — para ti, de vainilla.

—Perfecto, te espero.

—Muy bien, nos vemos.

—Con cuidado Candy.

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