Desde el momento en que crucé el umbral de la Universidad de Oxford, supe que mi vida cambiaría radicalmente. Las palabras de bienvenida de Robert aún resuenan en mi mente, cargadas de admiración por el ensayo que presenté sobre la superposición de enlaces de hidrógeno y su potencial aplicación en la edición genética.
Recibir elogios del decano de la Facultad de Ciencias Genéticas de Oxford fue un honor inesperado, y sentí una mezcla de orgullo y sorpresa. Robert, uno de los padres de la genética moderna, estaba impresionado por mi hipótesis.
—¡Bienvenido, Mikkel Sœrën! Estás aquí para empujar las fronteras de la genética humana —fueron sus primeras palabras mientras estrechaba mi mano con una gran sonrisa.
—Estamos encantados con tu ensayo. Debo confesarte que desde que lo leí, no he dejado de imaginar las posibilidades que plantea. Lo que propones es disruptivo y podría resolver la codificación genética total. Es un trabajo admirable.
"¿Admirable?" —pensé, incrédulo. Apenas podía creer que alguien de su calibre estuviera impresionado con mi investigación.
—¿Ha leído todo el ensayo, Doctor Skye? —pregunté, aún sorprendido por sus palabras.
—Por favor, llámame Robert —dijo con amabilidad—. Y sí, lo he leído en su totalidad. De hecho, tengo algunas anotaciones que me gustaría discutir contigo.
Hablaba con una cercanía que me relajó, pero sus comentarios no dejaban de ser intrigantes. Utilizar los enlaces de hidrógeno para generar nuevas secuencias de lectura del ADN es una idea de vanguardia, pero él añadió con un tono serio:
—Debes entender que para ese nivel de manipulación genética es necesario crear condiciones extremadamente precisas.
—¿Es posible alcanzar esas condiciones? —pregunté tímidamente, consciente de los desafíos.
—Todo es posible, Mikkel —respondió con una mirada pensativa—. Me gustaría invitarte a desayunar en un café cercano. Así podremos profundizar más sobre tu ensayo.
—Con gusto, Robert —acepté, intrigado y ansioso por escuchar más, a pesar del cansancio del viaje.
Caminamos durante un rato hasta llegar a un acogedor café al aire libre, llamado "Jardines Café". A pesar de lo temprano que era, el lugar estaba lleno. Mientras esperábamos nuestro desayuno, Robert sacó una pequeña libreta negra y sus gafas, preparándose para discutir sus notas.
—A ver, ¿qué tengo para ti? —murmuró, hojeando sus apuntes hasta que encontró lo que buscaba—. ¡Aquí está!
—Como te mencioné antes, tu ensayo puede ayudarnos a redefinir y simplificar los procesos de edición genética —dijo, observándome atentamente.
Sabía que Robert tenía una visión ambiciosa para mi trabajo.
—Lo que me llama la atención es que tu hipótesis se centra en controlar la edición genética a través de la estructura molecular. ¿Cómo? —preguntó con cierto escepticismo.
Era crucial explicarlo con claridad, así que tomé una servilleta y dibujé la estructura de una molécula.
—Los enlaces de hidrógeno son la clave —dije sin dudar—. Aunque son débiles individualmente, son responsables de mantener la estabilidad de la estructura del ADN, lo que permite que la información genética se replique con precisión.
—Eso ya lo sabemos, pero ¿cómo encajan los enlaces de hidrógeno en este esquema? —insistió.
Dibujé una serie de cadenas interconectadas y continué:
—Si manipulamos la formación de estos enlaces, no solo tendríamos control sobre la cadena completa, sino que podríamos generar nuevas conexiones sin desestabilizar la estructura molecular del ADN. Pasaríamos de cortar y pegar segmentos a programarlos, introduciendo nuevas lecturas genéticas sin alterar la estructura base del ARN.
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Proyecto Babel
Science-FictionHeinrich ha dejado una investigacion científica que desafía todo lo conocido: un algoritmo que revolucionara la comprensión de la genética humana. Cuando Mikkel asume el desafío de continuar el trabajo de su abuelo, descubre secretos que trascienden...