CAPÍTULO 1

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La noche es el tiempo preferido de los seres malignos, él no se considera un sujeto malvado, aunque sus raíces puedan decir lo contrario. Las pocas personas que conocían su origen, esperaban que no terminara igual a su madre, otros que no conocían absolutamente nada creían que es afortunado.

Lo último no era cierto desde su punto de vista.

Su única suerte fue cruzarse con Gojo Satoru, quien es conocido como el mago más fuerte. Satoru conocía muy bien a Fushiguro Megumi, aquel niño que tomó bajo su tutela al conocer a su padre Zenin Toji, persona que hizo un trato junto a Satoru en favor de los reinos que pertenecen.

Por eso mismo debía cumplir con ciertos pedidos del hombre de cabellos blancos, como este.

Ahora se encontraba atravesando los frondosos bosques alrededor del reino de Mystara, aquel reino poseía unas enormes murallas que los privaba del mundo, eran recuerdos de las guerras que enfrentó hace cientos de años.

Megumi hizo un gesto con sus manos, invocando un ave que lo ayudó a atravesar el gran muro frente a él, desde arriba pudo notar un lago en medio de todo el lugar.

Ese lago es la ubicación indicada por Satoru. Según su mentor, encontraría un pequeño santuario en medio del lago, en el cuál se encuentra una de las piezas más aclamadas, como peligrosas en la historia de la magia: Un fragmento de la Gema Oscura.

Para llegar al santuario utilizó un bote que se encontraba a orillas del lago, le extrañó que no estuviese rodeado de algún tipo de sello para evitar su extracción, ese fue el primer mal presentimiento.

Al abrirlo no encontró el fragmento, por más que buscaba no lo hallaba.

—Maldición, Gojo no dejará que regrese sin el fragmento —cerrando el santuario de un portazo, un chasquido salió de su boca.

La regresar a la orilla, escuchó a alguien escabullirse entre las hierbas, siendo suficiente para invocar a un par de lobos, uno blanco y el otro de color negro. Estos olían a su alrededor, detectando al intruso en el área, fueron tras él con sus ladridos en aumento a medida se acercaban más a la criatura. Megumi siguió a sus shikigami, lo último que recuerda fue ser envuelto por un manto oscuro y una cantidad alta de mana.

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Sus ojos esmeralda se abrieron de golpe, encontrando la vista de un techo, se sentó en la cama y examinó cada espacio de la habitación, no supo cómo llegó ahí. Y tal parece que la cabaña donde se hospedaba se encuentra en medio del bosque, apartado de todos, era extraño, pero no era lo importante ahora.

—Despertaste, que bueno —un muchacho de cabello rosa se asomó por la puerta.

—¿Por qué estoy aquí? —colocándose de pie. Debía ser un poco más de la tres de la mañana a juzgar por el color del cielo a través de la ventana.

—Te encontré inconsciente cerca al lago, no podía dejarte ahí —entregando un vaso de madera con agua—¿Qué hacías ahí tan tarde?

—¿No debería preguntarte eso a ti? —con un gesto agradeció por el agua.

—Fui por agua.

—Pudiste hacerlo al día siguiente —tenía su punto. El motivo por la cuál se encontraba realizando esta misión a mitad de la noche, es porque se supone todos dormían. Si a ojos de todo mundo se llevaba el fragmento, causaría una gran conmoción, los aldeanos de Mystara creen que esa reliquia los protege de los monstruos que habitan fuera de las murallas.

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⏰ Última actualización: Apr 25 ⏰

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