Uno.

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                            Rutina.

El sol volvió a salir, había un amanecer esperándolo junto al ruido de las aves

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El sol volvió a salir, había un amanecer esperándolo junto al ruido de las aves.

Como cada mañana, todo estaba igual.

El despertar de ese día era igual al
anterior, y sería igual al de la mañana
Siguiente, porque en eso se basaba
su vida, una rutina giratoria sobre su
propio orbe.

Abrió los ojos y observó el techo por
unos segundos.

"Tengo que levantarme"

Le gustaba pensar, era mejor que
hablar en voz alta. Si él hablara, todos
sabrían lo nublada que estaba su
mente. Sabía que si sus pensamientos
fueran liberados muchos lo señalarían, otra vez.

Parece que los ciclos de repetición se
habían vuelto parte de su día a día.

Tomó aire, acarició la almohada a su
lado y respiró profundo, tratando de
captar un olor que estaba inerte, se
levantó, y antes de tomar la perilla de
la puerta de su habitación cerró los
ojos, metalizó su realidad y luego puso una sonrisa en su rostro.

—¡Papi!

El cuerpo de su hijo se impactó contra
sus piernas.

—Hola mi amor.—Lo cargó en sus
brazos, lo apegó a su pecho y besó su
negra cabellera.

Ese era el único rato de paz que su
alma recibía, cuando ese pequeño
cuerpo se aferraba al suyo, cuando esa voz suave hacía todo el ruido que le faltaba a su silenciosa vida.

SooBin era su rayo de sol.

—¿Dormiste bien, papi?—el niño
tomó las mejillas de su progenitor y las aplastó.

—Lo hice bebé, gracias por preguntar.
—le sonrió, sus ojos recuperando un
poco de ese brillo que solía tener.—¿Tú como dormiste mi sol?

Avanzó por la casa con su hijo en
brazos, dejándolo en su silla especial
para recibir su desayuno: cereal
acompañado de plátanos y un poco
de miel. SooBin habría querido poner
un poco de durazno, pero claro, era
alérgico, como... él.

—¡Dormí bonito! -asintió y jugó con
sus pies.—Anoche vi a papá.

Jimin tragó duro y guardó todas
sus emociones en su garganta. No podía demostrar lo mucho que todavía dolía.

—¿Lo hiciste, bebé?

—Sí, es la estrella más linda del cielo.
—respondió.—Le conté que iré a una
nueva escuela.

Jimin dejó el desayuno de su hijo
sobre la mesa y se sentó, solo bebería
un café, sin azúcar.

—Eso está bien Bin.—le sonrió.—¿Hablaste de algo más con él?

Endless love. | Yoonmin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora