01 - Noche de tiniebla

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-¿Seguro que estás bien Eren? -preguntó Hange algo preocupada. Se encontraba sentada en una silla al lado de la cama donde estaba Eren.

-Si Hange-san, estoy bien -dijo totalmente convencido Eren.

-Bien, y tú lo dices -dijo colocándose de pie- nosotros ya debemos irnos, descansa Eren.

-Igualmente Hange-san.

Hange le hizo una seña con sus manos y salió de la habitación con sus hombres atrás suyo.

Eren por su lado se recostó sobre la cama y no pudo evitar gritar de frustración, habían logrado capturar a la Titan hembra quien terminó siendo Annie pero esta se había cristalizado por completo quedando en un estado de coma. Su esfuerzo había sido en vano y no podía evitar sentirse enojado consigo mismo por no haber evitado que ella se escapara.

-Maldita sea, tú Annie... -maldecía en voz baja y golpeó el colchón con su puño lo más fuerte que pudo. La ira y la impotencia crecían dentro de él y no podía evitarlo.

-Tuve la oportunidad y no la aproveché ¿Hasta cuándo empezaré a hacer las cosas bien?-se reprochó a si mismo llevando su mano a su frente cerrando sus ojos y soltando un largo suspiro.

Era imperdonable para él, Annie había causado tanta tragedia y su traición lo había marcado a él como a los demás chicos, era demasiado para que su cerebro pudiera procesarlo correctamente.

Pero ya no había nada que hacer, lo hecho, hecho estaba y le gustara o no ese era el resultado de todo eso.

-Mañana será un largo día, será mejor que descanse aunque sea un poco -se dijo a si mismo acomodándose para dormir, soltó un pequeño quejido al voltearse por una punzada que le llegó a su cabeza debido a los efectos de la transformación.

Cerró sus ojos tratando de consiliar el sueño, sentía su cuerpo adolorido y demasiado cansancio en su ser.

Los segundos se convirtieron en minutos y los minutos en horas conforme iba transcurriendo la noche.

Eren finalmente había caído dormido, pero en su cabeza transcurrían los recuerdos dolorosos y traumantes que habían vivido. Lo cuál lo estaban atormentado mientras dormía, generando que su respiración se volviera agitada y se removiera de un lado a otro.

El pasillo estaba en completo silencio, todos se encontraban en sus recámaras las cuales estaban muy retiradas de la habitación de Eren, por precaución y sin ninguna supervisión, para mala suerte.

Todo estaba sólido y en completo silencio, hasta que al principio del corredor se apareció la silueta de un joven, que poco a poco se iba acercando a la habitación de Eren.

Al llegar, todo la perilla y la deslizó muy despacio para no generar ruido, hasta que logró abrir la puerta.

A paso lento ingresó a la habitación cerrando la puerta tras de él. Sigilosamente se acercó poco a poco a la cama donde Eren se removía inquietante.

-N-no, por favor... -suplicaba Eren en susurros aún con los ojos cerrados mientras el recuerdo de su querida madre atrapada entre los escombros de su hogar.

La escena se sentía como si la estuviera viviendo por segunda vez, pero fue en el momento exacto en que su madre iba a ser devorada que Eren abrió los ojos asustado, y se asustó más cuando vió que alguien estaba de frente con él.

-Vaya, vaya. Tú eres Eren Jaeger, ¿Cierto? El famoso titán del escuadrón de exploración -dijo aquel misterioso sujeto con una sonrisa, Eren aún no procesaba todo y no entendía por qué ese hombre estaba en su habitación.

-Disculpe, ¿Que hace usted aquí? -le preguntó mientras se sentaba en el colchón para verlo mejor- ¿Acaso me buscaba por algo? -dijo al ver que portaba la cacheta de un miembro de la policía militar, así que pensó que era algo importante.

¡Bebé... ¿¡Bebé en camino!? - 𝚁𝚒𝚛𝚎𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora