SERO HANTA +18

1.8K 45 13
                                    


Era un sábado por la tarde, y en la sala común del campus se encontraban los antiguos estudiantes de la Clase 1A. Habían cambiado notablemente desde su primer año; ahora, en su último año de estudios, eran un grupo más maduros, habiendo superado innumerables pruebas, exámenes y desafíos académicos. Estaban a tan solo diez meses de graduarse y disfrutaban de una pausa para recordar las experiencias compartidas a lo largo de su tiempo juntos.

—¡Jaja, recuerdan cuando Midoriya no paraba de romperse los huesos! —exclamó Kirishima, provocando una ola de risas.

La sala resonaba con carcajadas, cada uno evocando recuerdos que los unían. Todos estaban presentes, todos menos una: la chica de cabello negro, la segunda mejor de la clase después de Iida. No era tímida ni insegura; simplemente prefería la soledad y evitaba llamar la atención. Aunque se llevaba bien con sus compañeros, su vida personal era un misterio. Pasaba la mayor parte del tiempo sola, moviéndose entre su dormitorio, la academia, el gimnasio, y la cafetería. Su única compañía ocasional era Aoyama, quien hablaba sin cesar de sí mismo, mientras ella lo escuchaba sin revelar nada de su propia vida.

Eran las tres de la tarde cuando cada estudiante comenzó a dispersarse para continuar con sus planes personales. La chica de cabello negro, vestida con shorts deportivos que destacaban sus musculosos cuádriceps y una camisa de malla rosa claro sobre un top deportivo blanco, salió rumbo al gimnasio. En sus manos llevaba su teléfono conectado a sus AirPods y una maleta con su equipo de entrenamiento.

El gimnasio estaba casi vacío, como esperaba. Solo unos pocos estudiantes estaban allí, incluyendo a Sero Hanta, con quien había interactuado poco. Él se había transformado considerablemente: su estilo ahora incluía un mullet desordenado pero atractivo, perforaciones en las orejas, y tatuajes en su cuello y brazo derecho. Su estilo relajado y lleno de accesorios destacaba aún más su carisma.

Ella empezó con ejercicios de movilidad articular y calentamiento dinámico cuando vio un cartel en la pared: "¡ZUMBA HOY A LAS 5!". Se emocionó ante la idea de una clase de baile para aliviar el estrés. Eran las 3:15, así que se apresuró con su rutina de entrenamiento para llegar a tiempo.

Poco antes de las cinco, subió al segundo piso del gimnasio, donde comenzaba a congregarse la gente para la clase de zumba, en su mayoría adultos mayores y adolescentes. Entre ellos, notó a Sero, quien la saludó con una sonrisa.

—¿Vas a tomar la clase? —preguntó, sentándose a su lado.

Ella asintió con una leve sonrisa mientras se amarraba el cabello.

—Genial, no sabía que te gustaba el baile. Bueno, en realidad no sé mucho de ti, excepto tu nombre —rió él.

La clase comenzó con una salsita movida, y la instructora pidió que formaran parejas. Ella buscó con la mirada a alguien, cualquiera, hasta que sintió una mano tomándola del brazo. Era Sero, quien la pegó a su cuerpo y comenzaron a bailar. Sus movimientos se sincronizaban perfectamente, como si hubieran sido pareja de baile toda la vida.

—No bailas tan mal, ¿eh? —comentó ella.

Sero solo rió y continuó al ritmo de la música, que cambió a un merengue animado. Estaban completamente sumergidos en la emoción de bailar, hasta que la música pasó a una bachata romántica y lenta. Sin darse cuenta, estaban en el centro de la pista, solos, con todas las miradas sobre ellos. La canción terminó, y fue como un despertar abrupto a la realidad. Estaban tan cerca que casi podían sentir la respiración del otro, sus corazones latiendo en sincronía.

Sero, con una sonrisa nerviosa, hizo una reverencia.

—Todo un placer haber bailado con usted, bella dama.

El Sabor Del Pecado (Bnha +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora