Capitulo 23

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Al escuchar su nombre, al menos pudo decir que no se había imaginado todo. ¿Sus ojos no la estaban engañando entonces? ¿O tal vez sí?
Pensó en mil opciones posibles sin lograr dar una orden a sus piernas, que simplemente se habían quedado clavadas en el suelo mientras un par de personas la llamaban por su nombre, aunque no estaba segura de poder escucharlas.

Luego él se acercó a ella, con paso decidido, sin que ella pudiera siquiera intentar defenderse o alejarlo, aunque tampoco estaba segura de querer hacerlo. Y siempre en este estado de shock lo siguió fuera del local, sin protestar ni siquiera después de ser envuelta por su abrazo.

"¿Acaso estás loco?" Se alejó de él solo en ese momento, empujándolo ligeramente y alejándose de él. Mientras tanto, uno de sus nakama y su acompañante ya se habían preparado para atacar a sus espaldas.
"Lo siento, Nico Robin. Es una larga historia..." una sonrisa tímida se abrió paso en el rostro de ese hombre, y la mujer, cubriéndose los ojos azules con una mano, limpió una lágrima, dejándose envolver por el brazo protector de él, que la ocultaba de miradas indiscretas, mientras a sus espaldas los otros dos observaban la escena con gran asombro y confusión, guardando sus armas.

La cabeza de Zoro, en particular, daba vueltas, tan rápido que le impedía pensar con claridad; giraba tan rápido que le impedía reaccionar ante esa escena tan inusual y desconcertante mientras Law comenzaba a lanzarle miradas furtivas de pregunta, buscando una explicación que sin embargo no llegaba. ¿Cómo podría explicarle lo que estaba sucediendo si ni siquiera èl tenía idea?

"Pensé que estabas muerto..." murmuraba ella, tratando de controlar lad lágrimas.
"Es una larga historia." Se explicó simplemente, sintiendo a su vez la necesidad de ocultar su propio rostro: no tenía idea de qué expresión estaba haciendo en ese momento, pero seguramente debía parecer un idiota.
"¿Qué se te ocurrió?" Le preguntó ella, aún escondida contra él, sabiendo que odiaría ser vista en ese estado por alguien.
"He vuelto." Le susurró, atreviéndose a acariciarle el cabello. Y esta vez, para su sorpresa, no fue rechazado.

Un momento antes, al ver entrar a Robin en la taberna, Zoro se había quedado helado ante la mirada de la mujer, que parecía haber entrado en uno de los momentos menos oportunos dados los intentos de seducción de la chica de cabello azul. Luego la había visto palidecer al ser arrastrada lejos por el mismo tipo sospechoso que lo había estado mirando todo el tiempo, solo para descubrir que probablemente ni siquiera se había dado cuenta de su presencia, y mucho menos si esa reacción se debía a la chica que había intentado seducirlo con tanto empeño.
Esa mirada y esas lágrimas eran todas para ese hombre, el mismo hombre que ahora la mantenía firmemente entre sus brazos mientras sollozaba su nombre. Sebastian...
No sabía quién era, pero para provocar una reacción así en su mujer, no debía ser alguien con quien se pudiera estar tranquilo. Pero sobre todo, ¿qué significaba que había vuelto?

"¿Zoro-ya?" Law, cansado de las respuestas escasas de ese maldito Marimo, pensó que tal vez siendo más explícito y preguntando en voz alta finalmente entendería lo que estaba sucediendo. Pero, ¿qué podría decirle él?
"No tengo ni idea de quién diablos es." Quiso agregar que a pesar de eso, no sentía ninguna simpatía particular hacia él, pero pensó mejor en contenerse de hacer ese comentario.

"Me dijeron que habías sido ejecutado..." Robin se alejó, los ojos aún rojos, pero mas calma. La presión sanguínea de Zoro salía cada momento más.

" Robin finalmente se había alejado de él, con los ojos todavía rojos pero ahora más tranquilos, mientras sus manos se habían entrelazado, aumentando el flujo sanguíneo del peliverde en un tiempo récord.

"Como te he dicho: es una larga historia. ¡Pero me alegro de que estés aquí! Cuando vi en el bar al cazador de piratas pensé que tú también podrías estar aquí y no me equivoqué."-"¿El cazador de piratas?" Al sonido producido por ese apelativo, sus manos se habían alejado inmediatamente, mientras que la mirada aún llena de lágrimas se había vuelto hacia sus espaldas, donde dos hombres observaban la escena con aparente frialdad (Law al menos, ya que Zoro expresaba pura y simple furia). La mano derecha de Zoro seguía descansando en su flanco izquierdo junto con sus tres katanas, sin razón aparente.

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora