Cap. 10

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Se me hizo un hábito salir de la iglesia al instante de terminada la oración colectiva.

Así que conocía de memoria todos los puestos de comida en la plaza de al frente, y con orgullo puedo decir que he comido en todos estos.

Cruzó la pista para ir por mi helado favorito de chocolate y fresa, pero me llevo una sorpresa al ver la figura de Malakai en la fila de la caja.

—¿Malakai? —pregunto.

El adolescente voltea.

—Julieta.

Veo su nariz un poco hinchada.

—Lo siento, por lo de golpe.

—No tendrías por qué —frunzo el ceño —. Solo quiero olvidarlo —asiento.

Ha entendido mal y sería insensible de mi parte corregirlo.

Es el siguiente en hacer su pedido.

—A mi padre le gusta mucho el helado.

—Sí, me di cuenta —le respondo mientras lo ayudo a llevar un cono de helado a una mesa.

El que él sostiene por poco es una fuente de todos los sabores, lo deja frente a un señor parecido al adolescente.

La pareja; sentada en las mesas ubicadas afuera del local; me observa esperando a que su hijo me presente.

—Oh, ella es Julieta, es una amiga.

—Buenas tardes.

—Pero que niña más encantadora —dice su madre después de mí.

Sí señora, sé que no tengo tetas, pero tampoco es para anunciarlo a todos.

—Es la más inteligente de la escuela —sonrío ante el comentario de Malakai —. Y nada modesta —lo empujo con el hombro ligeramente para que cierre la boca.

—Yo debería irme —digo al ver las puertas principales de la iglesia abrirse —. Fue un placer conocerlos señores Mitchell.

Me acerco a mi madre, después de comer apresuradamente las dos bolas de helado y tirar en un tacho el vaso de cartón.

—Qué gran idea dejar a tu madre sola —me regaña —. Ya he saludado a todos, vámonos antes de que te noten.

Ella también detesta que le recuerden a mi padre.

Oh no.

Es tarde.

La señora Fitzgerald se está acercando a nosotras.

Volteo hacia mi madre para que encuentre rápido sus llaves del auto.

Veo a Malakai venir hacia mí, esa sería una opción menos agobiante.

—Mamá, él es Malakai Mitchell, su familia es nueva en la ciudad —lo presento dándole la espalda a la señora y acercando al adolescente con la mano.

Perdón señora Fitzgerald, pero odio como parece que sacaran turno para darme el pésame por la muerte de mi padre, incluso ya pasado años.

—Sí, a mi padre lo transfirieron por trabajo —le hace un gesto a sus padres con la mano para que noten que está con nosotras.

—¿Él te rompió el corazón? —me susurra mi madre a la oreja.

Niego con la cabeza.

—Mucho mejor.

Mi madre y Malakai conversan por un momento, mientras yo vigilo que ninguna persona que asistió a la misa se nos acerque.

Acoto de vez en cuando hasta que la mujer, que dice ser mi madre, me obliga a quedarme con el adolescente bajo la poca creíble excusa de que tiene que hacer unas compras antes de ir a casa.

Condicional - Spider (Heartbreak high)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora