Capitulo 01.

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Aquella mañana el despertador sonó a las 10 como todas y cada una de aquellas en las que Rose no tenía que ir a clase, aunque esta alzó la mano, agarró su móvil y vio que en efecto era la alarma, la apagó y siguió durmiendo, estaba en  vacaciones y pasaba de levantarse temprano para no tener nada que hacer hasta la hora de comer.

Rose era una chica de cabello castaño, rizado y largo hasta media espalda aunque ella siempre comentaba que quería cortárselo, pero su madre la debatía diciendo que no seria una buena idea. dado que su pelo era  demasiado rizado para un corte tan corto como ella deseaba y terminaba por quitárselo de la cabeza. No era muy alta pero le gustaba su altura, era algo de lo que no se queja ya que le gustaban las personas mas altas que ella y en su situación, no era muy difícil superarla en altura, sus ojos oscuros, de un color marrón claro, los cuales pocas veces hacia una raya para maquillarlos y que estos se vieran mas intensos. De algo que nunca hablaba era de su peso, siempre decía que era normal, sin dar muchos detalles, pues realmente ese era uno de sus complejos.

Entre sus aficiones como el escuchar música, salir al cine, ver películas en casa, estar con el móvil y el PC había una que le apasiona, leer y escribir, le encantaría verse el día de mañana tras el mostrador de una gran librería rodeada de vida, de ejemplares, de libros con las tapas duras que la gente vendría a llevarse para descubrir, entre psicología y aventura, romance y tragedia, sería la vida perfecta según la joven, escribir era su segunda pasión, siempre escribía para ella, diarios donde plasmaba sus sentimientos, su vida, pensamientos o incluso lo utilizaba como anti estrés poniendo verde a alguien, soltando toda la verborrea para luego respirar hondo y relajarse. Consigo siempre llevaba un cuaderno para cualquier ocasión y cualquiera era buena, una salida en bus, el tren, camino al centro comercial con su familia,  en la playa, cualquiera en el que le viniera la inspiración, aunque sea un vago pensamiento de un mundo paralelo o fantástico era digno para plasmar en aquellas páginas. Las hojas en blanco le encantaban, tenía miles y miles de cuadernos en blanco y aun así quería más y más, pasta dura, pasta blanda, de cuadros, rayas, libretas pequeñas, grandes, de folio, archivadores, por no hablar del utensilio de escritura, pilot, Vic, Boli de gel, pluma, portaminas, rojo, verde, negro, azul, su cuarto parecería una librería autentica de no ser por la cama que tenía a un lado pegada a la pared.

Esta vive con sus padres Michael y Rose, si, su nombre viene por su madre, bueno y el de su madre por su abuela y el de su abuela p... bueno, en la familia de la Rose hay una larga cadena de Roses antes que ella, siempre dice que es un legado que dejara a su hija la cual será la primera y se llamara como debe ser Rose. Es la hija mayor de dos, Pues tiene una hermana pequeña que se diferencia de ella por 10 años, llamada Iolanda, si uno de esos nombres raros y enigmáticos que suelen salir después de un nombre del montón como suele decir Rose.

A diferencia de su hermana la pequeña Iolanda era rubia, con unos grandes ojos verdes, un pelo lacio, delgadita, la típica figura de una chica de 14 años, era bastante presumida, le encantaban los abalorios y el cambiarse de ropa cada dos por tres, estar siempre de punta en blanco, lo mas pija posible, Ros al contrario que esta era muy sport, chica de vaqueros y chándal, se le podía ver quizás con pantalones de vestir o alguna camisa para alguna ocasión especial, pero no mucho más, al igual que ir maquillada, lo máximo había sido la raya del ojo un poco de rímel y un pintalabios, pero normalmente ni siquiera llevaba pendientes.

El mejor amigo de Rose, era un pequeño Yorkshire que le regalaron a su hermana pero que el cachorro tomó a ella como cariñosamente dicen "su madre" como la gallina y los pollitos, la seguiá a todas partes por la casa y el mejor momento del día, era cuando tenía que sacar al pequeño animal al parque, en el era cuando Rose sacaba su cuaderno, su bolígrafo y mientras Prin que era como se llamaba la perrita correteaba alocada por el lugar, ella comenzaba con su escritura levantando la cabeza de vez en cuando para que no le pasase nada.

- ¡Rose! La comida esta en la mesa ¿Vas a comer o te dejamos la comida para después?- Grita su madre desde la cocina la cual se encontraba al final del largo pasillo de su casa.

- ¡Ya voy mama!- Contesta levantando la cabeza de la almohada para ver la hora que era, bastante tarde a decir verdad pero no le importaba, ¡Era verano!

Vacaciones, piscinita, noches de terraza, salida con los amigos, quedadas para hacer noches de pijamada en casa de alguna amiga, todo lo que deseaba una chica de su edad, pasar tiempo fuera de casa y conocer a alguien especial, desde que lo dejo con Gabriel su ultima pareja no había estado con nadie mas pero tampoco había puesto mucha atención a los chicos de su alrededor.

Tras caminar despeinada y aun con el pijama, descalza por toda la casa hasta la cocina, entra en el baño para lavarse la cara mientras escucha los comentarios de sus padres nuevamente con el "Esta niña se levanta muy tarde" "Luego se tira hasta las tantas delante del monitor" "Tenemos que ponerla hacer algo este verano". Como no, siempre era el mismo discurso, cántico de todos los días pero hace caso omiso, se sienta en la mesa y sonríe viendo que aquel día tenía su plato preferido, Macarrones.

-¿Vas a salir esta tarde con Montse?- Pregunta su madre a su izquierda llevándose un trozo de pan a la boca.

- No lo se aun, quizás, si me llama...- Dice con desgana llenando el tenedor y metiéndoselo a la boca mientras lleva su mirada a la televisión, que no hay puesta otra cosa que no sea los deportes que tanto le gustan a Michael.

- ¿Por qué no sales? Te tiras todo el día en tu cuarto, es verano podrías salir un poco ¿no?-

- Esta bien mama, saldré no te preocupes – Vuelve a comentar ahora con la boca llena de pasta la cual tapa con la mano.

- Vale, vale, yo solo hacia un comentario –

Horas después cuando la comida había terminado, la cocina había quedado limpia y no había nada mas por el momento que hacer, recorre el mismo pasillo parando en una de las puertas que daba a su habitación color violeta, se acerca a su escritorio separando la silla del mismo y se sienta encendiendo el PC. Tras contestar algunos email, de compañeras de clase de hace mil y mirar las tantas y tantas chorradas de propaganda que le habían llegado, lo cierra y comienza a buscar algún video, una pagina divertida, blogs o ese tipo de cosas para entretenerse un rato, aunque ya conocía el mundo internetero de hace bastantes años como para que ahora algo o alguien en el pudiera sorprenderla.

Rato después escucha como la puerta del cuarto se abre, su hermana asoma la cabeza y susurra de forma que solo ella pudiera escucharla, era divertido pues solo ella estaba en el cuarto.

- Rose...la abuela ha venido – Entra después de ese dato informativo.

Siempre que quería que su hermana saliera con ella hacia lo mismo para no tener que salir sola, quizás por vergüenza. Rose ríe a carcajadas, se cambia de ropa y sale a la sala de estar para recibir a su abuela, la cual hacia tiempo que no veía.

- ¡Mírate, te pareces a tu padre! – Dice su abuela nada mas verla,

Todo el mundo que la conocía a ella y a su padre le decía lo mismo, "solo te falta ser hombre para ser tu padre de joven" "nadie puede negar que eres hija de tu padre" algo que la chica ya tenia mas que asimilado. La anciana mete la mano en el gran bolso que llevaba y saca un paquete envuelto en un papel de regalo rojo con un lazo en el centro el cual le entrega a su nieta.

- Esto es para ti, espero que te guste – Una amplia sonrisa contagio a Rose la cual se la devuelve tomando el regalo.

- Seguro que mucho abuela –

Pero no sabría cuanto hasta que no abrió el envoltorio y vio lo que su abuela le había regalado, la expresión de esta fue de euforia, la cual no expreso como deseaba pero se notaba en la cara lo mucho que le había gustado.

LambdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora