Lía
Años de maltrato, golpes, humillaciones, pero que puedo hacer esta es la vida que me toco, mis padres murieron cuando solo era una niña dejándome sola en la manada, mis padres no tenían un buen rango así que no me dejaron un legado con el cual seguir, solo soy una loba omega, el rango más bajo pero más fértil para su pareja, básicamente me consideran una loba para criar, solo me falta transformarme, mientras no tenga a mi loba interna no puedo huir de la manada, me matarían si pongo un pie fue del territorio, no es como si aquí fuera mejor pero solo espero a transformarme para irme lejos, aunque no sé cómo es pasando el territorio, aquí adentro, nos maneja el alfa y su palabra es ley, se cumple, y luego el beta principal que es el segundo al mando, la luna no tiene mucho poder, pues solo tiene que estar dispuesta para el alfa y dar órdenes en la casa, pero si a la luna se ofrece alguna petición el alfa se la cumple, luego están los guerrero los que nos defienden por si hay guerras, la mayoría de ellos son betas o deltas, luego están los omegas, se encargan más que nada de las tareas domésticas o los cultivos, son trabajos muy pesados ya que somos muy despreciados y por lo tanto somos los más débiles.
Bueno aquí vamos, otro día sirviendo en la casa del alfa, soy una sirvienta aquí, me encargo de todo el aseo, es de mañana y como de costumbre, tengo que servir el desayuno y luego ir a hacer el aseo a las habitaciones. La hora del desayuno termino, me encamino con mis cosas para la segunda planta, todavía no es ni medio día y ya estoy muy cansada, la habitaciones son enormes y no sé cómo diablos ensucian muchas cosas en solo unas horas, me demore casi toda la mañana, no había ni comido y mi estómago ruge por un poco de comida, agarro mis cosas de limpieza y me voy a la planta baja directo para el cuarto de limpieza a dejar todo, luego de ahí me fui a la cocina, ahí estaban todas las chicas que trabajamos en la casa, ya todas tenía su porción de comida, solo faltaba yo.
-Te tardaste Lía- me dijo Esmeralda, una chica de mi edad, ella se encarga de la limpieza del primer piso y es mi mejor amiga -Toma te guarde un poco- me dio un plato de comida, que enseguida lo empecé a comer, tenía tanta hambre
-Bueno chicas si ya acabaron a continuar con sus deberes- nos dijo la señora Rita que está a cargo de nosotras, termine de comer rápido y me fui de nuevo a las habitaciones a recoger la ropa y las cosas que se iban a lavar.
Me encuentro ahora en el cuarto de lavado, tengo que tener todo limpio antes de que anochezca, ya casi acabo, solo faltan unas ultimas sabanas pero de repente se empezaron a escuchar mucho ruido y muchos gritos, se escuchan que venían del salón principal.
-Lía- entro muy apurada Esmeralda -Nos quieren a todas en el salón ahora- dijo un poco asustada
-Vamos- le dije y nos fuimos corriendo antes de que se enojen más, llegamos y estaba el alfa, la luna y sus dos hijos, el alfa desprendía un olor de furia que sinceramente daba mucho miedo, ¿que habrá pasado ahora?
-Ya que todos están aquí- dijo en un tono calmado que daba aún más miedo, todas las sirvientas omegas, estábamos temblando de miedo -QUIERO SABER- su tono de voz aumento -QUIEN ES LA RESPONSABLE DE ESTO- levanto una sábana mojada, maldita sea, esa sabana pertenece al segundo piso, esa es mi área, pero no recuerdo a ver dejado una sábana tirada, deje todo limpio, Esmeralda me volteo ver con miedo, sabíamos lo que ocurría si hacemos algo mal, nos castigaba y los castigos eres horribles -NADIE VA A RESPONDER- todas estábamos temblando de miedo -¿QUIEN ESTA EN EL PISO DE ARRIBA?- le pregunto a la señora Rita , me va a delatar, aquí todos tenemos que salvar nuestro propio pellejo -RESPONDE- sus ojos se tonaron rojos de la furia quiere decir que su lobo está a punto de salir y a nadie le gustaría eso, nos iría peor.
-Lía- esa simple palabra o mejor dicho mi simple nombre se vine directo a mí, sus ojos, su pose todo de él me aterra, me tomo de mi cabello y me arrastro hacia el cuarto de castigo.
Mi voz salió sin mi permiso pues empecé a gritar y a suplicarle que me deje, pero sé que nunca haría caso a mis suplicas, me aventó al piso del cuarto, un lugar sucio, lleno de sangre seca y cadenas un lugar horrible, mi cara ya estaba inundada en lágrimas no podía contener mi llanto, casi todos los días eran los mismo, me golpeaba y cuando mis golpes se curaban volvía un error y de nuevo a empezar.
-Tal parece que no entiendes- me dijo caminando hacia mí y por instinto me alejaba del hasta que choque con la pared y no tenía a donde huir -A lo mejor y si te vendo con alguien peor que yo te quede claro que debes de tener todo limpio- se incoó para quedar altura de mi rostro donde lo tomo con una mano lastimándome, no podía dejar de llorar solo de pensar que el alfa nos diga que nos va a vender es lo peor, no sabemos con quién vamos a quedar, o el cómo nos utilizarían, cuando menos lo sentí su puño toco mis rostro y ese fue solo el primer golpe.
El cuerpo me dolía a mas no poder, me siento muy cansada, mi cuerpo está muy adolorido veo muchas manchas de sangre a mí al rededor, estoy sola en el cuarto de castigo, no sé si todo esta oscuro o es mi vista borrosa, me intento parar pero inmediatamente caigo, un dolor se expandió en mi pierna, la tengo rota lo que me faltaba que me destrozara la pierna, no sé cuánto tiempo llevo inconsciente, no sé si es de día o de noche, no se escuchan voces afuera, no sé cuánto tiempo estaré aquí, mis ojos se sienten muy pensados trato de no cerrarlos y mantenerme despierta pero al final no lo logro, la oscuridad me invadió una vez más.
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Mi Omega
Loup-garou-Te busque por mucho tiempo, no pienso dejarte ir- -¿Por que me quieres?- -Eres mía-