Limerencia ׂ╰┈➤ hyunlix

10.05

DÍA 6, [atdoj - ddlmdj]

Eso fue todo lo que Yeongin necesitaba para comenzar a sospechar que algo no iba nada bien. Yongbok y él no tenían que hacer la exposición acerca de la ofensiva rusa. Era acerca del Chemin de Dames.

¿Cómo Yongbok pudo equivocarse en algo así? Era más que obvio que no era él el que estaba contestando sus mensajes.

La muerte del padre de Yongbok, la muerte de Changbin, la falta de Hyunjin al trabajo y el no saber nada de Yongbok poco a poco comenzó a formar rompecabezas en su cabeza. Yeongin no era idiota. Sabía claramente qué sucedía.

Estaba afuera de la casa de Yongbok tocando una y otra vez pero nadie abría. Corrió al jardín trasero y golpeó las ventanas, asomándose para ver algo, pero no había nada. Rompió la ventana con una piedra y pasó por el gran hueco rasgando un poco su piel. Corrió por la casa un poco.

—¿Yongbok? —llamó—. ¡Yongbok!

Escuchó ruidos en la parte de arriba que le hicieron subir corriendo. Caminó por el pasillo abriendo las habitaciones y marcando mientras tanto a la policía. Escuchó la línea descolgada preguntando qué sucedía.

—B-buenas tardes —balbuceó cuando descolgaron—. Quisiera reportar un secuestro.

Escuchó más ruidos que le impidieron escuchar lo que decía la mujer del otro lado.

—¿Perdón? —preguntó—. ¿Puede darme detalles de la persona desaparecida y decirme dónde vive?

Yeongin abrió la boca cuando escuchó un fuerte disparo y después un terrible ardor en su vientre. Abrió más la boca y cayó de rodillas al suelo con el teléfono al lado empapándose de la sangre que salía de su cuerpo.

—¿Me escucha? —hablaron del otro lado—. ¿Se encuentra bien?

Los ojos de Yeongin se llenaron de lágrimas y lentamente levantó la mirada viendo a su hermano mayor apuntándolo fijamente con un arma que soltaba un poco de humo y una gran sonrisa.

—Eres realmente idiota por haber venido acá —rió macabramente el mayor—. Desgraciadamente, no hay espacio para dos en el corazón de Yongbok, Yeongin. No pienso compartirlo.

—Estás enfermo, Hwang Hyunjin —susurró Yeongin en lágrimas.

—Él es solo mío —Hyunjin sonrió colocando el anillo de la pistola en la frente del menor—. No lo tomes como nada personal, hermanito.

Y disparó.