La prisión de mi hogar

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TW: Para violencia doméstica y negligencia. Si eres sensible o no te gusta este tipos de historias, te recomiendo pasar de largo. O si lo quieres seguir leyendo, salte la parte de los asteriscos

POV: Carlo

Esta bien, es hora de afrontar mi problema más urgente. No es que tenga miedo... de acuerdo si tenía miedo, pero ey, ponte en mi lugar. Estaba a punto de morir, o peor: quedar vivo para seguir soportando esto.

Y a manos de mi progenitor, que día tan maravilloso.

Me dirigí a mi casa lo mas lento posible, lo que quería era no llegar pero no pensemos en los detalles.

La caminata me dio muchas ideas sobre posibles formas de entablar conversación con Samy, quitando de el medio el echo de que su hermano estuvo a punto de acabar conmigo... Tal vez le pregunte por eso.

Bien, repasemos el plan. Debía llegar a mi casa, enfrentar a mi padre y decirle que no quería hacer esto más, el me semi-mataba, yo me iba a mi cuarto y sufría en silencio. Con suerte estaba lo suficientemente bien para ir mañana a la escuela y poder hablar con ese ángel.

Finalmente, finalmente llegué a mi casa pero antes de entrar vi a alguien, un niño pequeño, sentado en la banqueta contraria a la mía. Decidí acercarme, tal vez el huiria, tal vez no. Lo cierto es que no dejaría a este chico que parece no estar pasándola muy bien

-Hola, ¿Está bien si me siento contigo? No te ves muy bien y puede que te sientas mejor si hablas conmigo- le dije a el niño que solo me vio con ojos llorosos que empañaban sus lentes azules.

-Tu vives ahí, ¿no? Eres el chico con el que mis padres me dijeron que no me acercara. Me caes bien. Nadie me ha preguntado si estoy bien- me dijo el niño señalando mi casa. Vaya, que chico más amable: normalmente no te pones a decirle a la gente que tus padres los consideran de mal gusto como para estar cerca de sus hijos, pero bueno, no criticar a un niño que está llorando es mi regla de oro.

-Si no te sientes bien hablando conmigo está bien, solo quiero saber si necesitas algo, puedes hablarme- le dije lo más amable posible- ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Carlo-

-Liam, me llamo Liam. Es un gusto Carlo, estoy bien solo que mis padres no entienden lo que siento y quieren que sienta lo que ellos quieren. Esta bien si estoy feliz, ¿vale? Pero no está bien si estoy enojado o triste, me dicen que hable con ellos de como me siento pero solo quieren que hable de los sentimientos buenos- Me dijo el pobre chico y si lo adopte mentalmente como mi hermano pequeño, el no debía saberlo.

-Ey, no está mal sentir tristeza o enojo. Esta bien, si no los sintieras serías como un robot raro que no siente cosas y ¿quién quiere eso, no? Lo que quiero decir es que no importa que tipo de emociones sientas, si no que las demuestres y como lo demuestras- digo sentándome a un lado de el y pasando mi brazo por su espalda acariciandolo suavemente.

-¿Puedo ir a tu casa? No quiero estar en la mia- me dijo con ojos llorosos y la voz quebrada- Es que a veces ellos son muy intensos-

-Liam- le dije con la voz rota. Este niño acababa de romper mi corazón, quería protegerlo pero como podía proteger a alguien más si no podía protegerme a mi mismo- lo siento mucho, no puedes ir conmigo. No es seguro ahí dentro, no para ti - ni para ningún alma existente pero no le diría eso a el pequeño- Pero que tal esto, ten mi número y si algo pasa me llamaras. Cualquier cosa, lo más mínimo que sientas que no importará, tu me llamas, yo contesto- era lo más que podía hacer por el, ofrecerle un oído sincero y un abrazo.

-De acuerdo, ¿prometes contestar, Carlo?- me dijo cabizbajo y oh, este niño no sufrirá más si puedo evitarlo

-Lo prometo- dije dándole un abrazo y sacudiendo su mata de pelo rubia- Ve a casa, amigo-

Me levanté de la banqueta y avance hacia mi propia casa, pero ahora iba más decidido que antes. No regresaría a esa vida de porquería, ya no más ventas ni intercambios. Ese niño me salvó la vida, y no pienso desaprovecharlo.

Bueno, demasiado tarde para arrepentirse, pensé atravesando la puerta. En el momento en que entre me subió un escalofrío por la espalda, y escuché la voz que persigue mis pesadillas.

-Hasta que el príncipe Carlito se atrevió a aparecer. Me di cuenta que lo único que necesita mi hijo es un poco más de disciplina, ¿no lo crees?- me dijo con malicia dandome una sonrisa cruel. Tardíamente me di cuenta que estaba bajo efectos de cosas muy cuestionables, ahí va mi oportunidad (niña) de negociar.

-Papá, te lo dije, ya no quiero hacer esto. Detente, me iré si quieres. No te acusaré, solo déjame en paz. Basta de esto, yo...- le empecé a decir con un susurro pero rápidamente mi oración se cortó tras un duro golpe a la cara que me mandó al suelo. Y ok, admitirse mis defectos, tal vez comencé a llorar, mucho. Pero oye, el golpe dolió, tengo una excusa.

-¡DEJA DE DECIR ESTUPIDECES!, Si no te comportas y haces lo que te digo no vivirás otro dia- dijo el mientras tomaba el cinturón abandonado en el mueble. Mierda, ahora sí estoy asustado.

********
Papá tomo el cinturón, y lo elevó. Lo único que me quedó fue cubrirme la cara con mis  brazos y esperar que el solo se cansé. Lo malo es que no puede prevenir el dolor y al primer contacto con mi piel grité tan fuerte que casi me escuchan dos estados al norte.

-aaaahh! ¡PAPÁ! DUELE, BASTA- Grité con todas mis fuerzas, probablemente estaba llorando (si estaba llorando) pero no sé detenía.

-¡ES LO QUE TE MERECES POR SER UN ESTÚPIDO, INÚTIL Y MALAGRADECIDO!- Dijo con mucha irá, pero yo ya no lo estaba escuchando, solo pensaba en lo mucho que quería que todo terminara. En lo difícil que era seguir soportando cada golpe.

Cuando finalmente se detuvo, mi playera (gris) ahora estaba llena de manchas carmesí y tenía muchos golpes en los brazos. No me atreví a levantarme, pero logré escuchar la razón de que se detuviera...
*******

Algo, alguien estava tocando la puerta. El angel guardián que me dio el tiempo suficiente para levantarme y salir cojeando de ahi tenía una voz conocida. Dulce y suave, como una hermosa melodía. Liam dulce e inocente Liam, estaba fuera de mi casa, ahí parado hablando con mi padre y el sin saberlo estaba ayudando demasiado.

-Quisiera saber si...- no logré escuchar lo que decía, pero tenía que irse antes de que el monstruo reluciera.

Entonces escuché un portazo y el sonido de el semi destruido mueble siendo sometido por una fuerza aplastante. Lo que significa que Liam logro hacer que papá olvidará todo y se echara en el mueble, como la bestia salvaje que es.

-Eso fue duro- me dije a mi mismo mientras escuchaba un golpesito en la ventana, aunque era muy bajo, se escuchaba y se me detuvo el corazón por un segundo.

Me dirigí a la ventana y la abrí, descubriendo a mi pequeño nuevo amigo (siendo honestos, no podia tener más de 9 o 10 años).

-Liam! ¿Que estás haciendo aquí? Ve a casa- le dije con urgencia, era muy peligroso para el

-Escuche gritos, me asuste. Tu me ayudaste, me tocó ayudarte. Fui valiente. Ese hombre dejo de lastimarte,¿ te ayude?- me dijo con miedo pero determinación en sus ojos. Este niño sería mi muerte.

-Lo hiciste muy bien angelito. Gracias- dije con una sonrisa, encerio mantendría a este niño en mi vida, aunque fuera lo único en vida que me mantuviera aquí. Este niño no derramaria más lágrimas, me lo prometí

-Que bien, tuve miedo. Ahora que se que estás a salvo iré a casa. Espero verte pronto... Adios- me dijo con una sonrisa llendo a su casa-

-adios angel- dije en un susurro, mientras cerraba la ventana y me recostaba en mi excusa de cama. Necesitaba salir de aquí, ya. Solo necesitaba un plan porque el motivo ya lo tenía , un pequeño y valiente de lentes y cabello rubio.

De acuerdo amigos, eh vuelto. Un poco de ausencia no hace daño. Comenten que les está pareciendo la obra, gracias por leer 🫂

What was and will no longer be.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora