Hinamatsuri

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El 3 de marzo es conocido como Hinamatsuri en Japón, el día de las niñas, anteriormente conocido como el día de las muñecas. En todos los hogares donde tenían niñas se colocaba un altar en forma de escalera con los muñecos del emperador y la emperatriz para darles suerte y las vestían con lindos yukatas. Si es cierto que actualmente habían mujeres de todas las edades que celebraban en ese día, principalmente era las niñas de primaria las festejadas.

En su casa no había un altar, nunca lo había habido porque en su familia solo habían dos hijos, hombres, gemelos.

Yuichiro lo llamó y Muichiro desvió la atención del vacío recibidor de su casa, ambos tomaron sus mochilas y empezaron su camino hacia la escuela. La ruta que tomaron era la de todos los días. Primero paraban en la pizzería Hyottoko por Kotetsu, luego en la casa de los Shinazugawa y esperaban a que Genya y el batallón de sus hermanos menores salieran. Los cinco hermanos menores de Genya llamaban “niisan” a Yuichiro, esto lo hacía sonrojar y ponerse nervioso, más aún cuando Shuya, que era de la misma edad que los gemelos, también lo hacía. Claro, pero si Kotetsu lo hacía se ganaba un buen jalón de orejas, “No te acepto como parte de mi familia” le decía su hermano, pero todos sabían que era de los dientes para afuera.

En esa ocasión Teiko y Sumi usaban yukata, la primera tenía uno color verde con un patrón de líneas blancas y un obi oscuro, mientras que la menor de los 7 hermanos llevaba puesto uno color salmón con un obi amarillo. Las niñas de primaria tenían permitido ir en yukata ese día, pues harían una ceremonia en su nombre.

Muichiro sentía algo extraño en su interior. Tal vez se vestía como una chica, pero no era una mujer, no había cambiado su nombre, ni sus pronombres, no quería que lo trataran diferente tampoco. ¿Entonces porque quería que lo celebraran por el día de las niñas?

Su frustración solo aumentó cuando llegaron a la escuela y en la puerta las quintillizas Ubuyashaki se encontraban entregando dulces a todas las niñas que iban en Yukata, las cinco traían puesto unos sofisticados kimonos color violeta con un patrón de flores con un obi verde.

La Sra. Amane Ubuyashaki era la mujer más hermosa que Muichiro alguna vez había visto. El día que la conoció pensó que era el espíritu de un abedul blanco. Por otro lado, el director era el hombre más amable que había conocido, con una voz que podía reconfortar a cualquiera y una inteligencia que lo colocaba al nivel de un genio. Y sus hijas habían heredado esa aura, inteligencia y belleza, sobre todo la pelinegra.

Muichiro consideraba que la mayoría del tiempo era muy seguro de sí mismo, sin embargo, había una persona que despertaba todas sus inseguridades. Kiriya Ubuyashiki era la niña más hermosa que Muichiro conocía, sus ojos violeta, su cabello oscuro totalmente lacio, su piel clara y sus labios rojos, parecía una muñeca de porcelana. Y esa perfecta muñeca de porcelana parecía tener un especial interés en Kotetsu.

Kuina y Kanata, dos de las niñas peliblancas se acercaron a Teiko y Sumi para entregarles sus regalos, mientras que Kiriya se acercó a ellos dos a saludarlos. La conversación fue corta y luego la niña tomó la mano de Kotetsu.

-Bueno, aquí me quedo.- Dijo el niño de grandes cejas y se despidió de todos con la mano. El menor de los Tokito que moría por darle un beso de despedida tuvo que aguantarse las ganas pues la pelinegra Ubuyashiki tomó a su pareja del brazo y lo jaló hacia dentro de la escuela. Mientras se alejaban Muichiro vio como le comentaba algo en el oído y ambos se iban riendo. Su corazón se estrujó.

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Muichiro y Kotetsu se conocían desde que eran unos niños. La primera vez que se vieron Kotetsu tenía solo tres años y él siete, desde entonces muchas cosas habían ocurrido.

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⏰ Última actualización: Apr 27 ⏰

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