Béisbol

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Llegó el viernes y San llevó a Sumin a su entrenamiento.

— ¡Hola, Sumin! — le dijo uno de sus compañeros.

— ¡Hola!

— Hola de nuevo, Sanie.

San pegó un saltito por el susto y tocó su pecho. — ¡Ay, Dios mío!

— Perdón, no quería asustarte.

— No pasa nada, Wooyoung.

— ¿Vas a venir mañana para el juego?

— Sí, mi papá y mi mamá también van a venir. Queremos apoyar a Sumin.

— Me imagino. Yo también voy a jugar. De hecho, vienen unos inspectores; van a ver a quién se llevan para las ligas mayores, y eso me pone muy nervioso. —rio.

— Me imagino. Es una gran oportunidad.

— Si. Ven, vamos, ya va a empezar el entrenamiento.

San lo siguió hasta las gradas.

— ¿Tú no tienes que entrenar? — preguntó.

— Si, pero necesito un descanso, estoy aquí desde que salí de la Universidad.

— Si. Yo también necesito un descanso, estar trabajando día y noche es cansado por eso me vine a Seúl.

— ¿No trabaja aquí?

— No. Yo trabajo en Nueva York.

Así estuvieron charlando durante unos minutos. Al rato, Wooyoung tuvo que irse a practicar, dejando a San observar el entrenamiento de Sumin desde las gradas.

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Ya era sábado, lo que significaba que toda la familia Choi iba a ver a Sumin jugar.

— ¿Estás nervioso, Sumin? — preguntó la señora Choi...

— Un poco. Pero ya estoy acostumbrado.

La señora asintió.

A los minutos llegaron al campo. El partido empezaba a las 9:30 y eran las 9:15.

Sumin se fue al campo de los mayores para ver si estaban jugando, y si.

— ¿Está jugando, Wooyoung? — preguntó San.

— Si, es el que está bateando. — dijo emocionado.

Los dos subieron las gradas pare ver el partido, por mientras pasaban los 15 minutos. Se sentaron a la par de donde señores ya mayores vestidos con un traje.

Desde donde estaban podían ver todo el campo.

En eso se pudo ver como el pitcher lanzo la bola. Wooyoung estaba listo para batear pero vio que la bola le iba a pegar en la cadera y se apartó.

— Wow, casi le pega. — dijo San. Sumin solo asintió.

El árbitro dijo — Una bola, un strike. — hizo con sus manos un uno y uno.

En ese momento, el lanzador soltó la bola nuevamente, y esta vez Wooyoung conectó un potente batazo que resonó por todo el campo. Wooyoung salió disparado y sus compañeros de equipo en la primera y tercera bases corrieron con él. Al darse cuenta de que la bola que había bateado se dirigía más allá del campo, aceleró aún más. Así, Wooyoung anotó un Home run y con eso sumó dos carreras más. En total, lograron acumular 6 carreras, aunque ya habían anotado tres antes de este espectacular momento.

San estaba impresionado por la capacidad de Wooyoung. El merecía estar en las grande ligas.

En eso llegó el señor Choi.