Béisbol

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El señor y la señora Choi observaban a Wooyoung y a San con ternura en el patio de su casa.

— Ha pasado una semana y nada. — comentó la Señora Choi.

— Lo sé. De todas formas, ya perdiste. Me debes 100 dólares.

— Ay, por favor. — puso los ojos en blanco. — Es increíble que a este paso no sean novios. ¡Solo míralos! Parecen una pareja de casados, y mira que nosotros sí lo somos.

— Tranquila, cariño, no te pongas así. Ellos lo están tomando con calma, así que tú también deberías hacerlo. ¿Está bien?

— Está bien. — hizo un puchero. — Me pregunto si el señor Jung y su esposa saben sobre la relación de San y su hijo.

— Creo que sí, son buenas personas. — dijo el señor Choi abrazando a su esposa por los hombros.

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— ¿En dónde estabas? — preguntó su madre.

Wooyoung sintió que algo no estaba bien cuando su madre ni siquiera lo miraba.

— En la casa de los Choi, ¿hay algún problema con eso?

— Si, y lo sabes perfectamente.

— No es mi culpa que la empresa de los Choi si haya echados frutos, y no caerse a picas gracias a que su jefe se metió en cosas turbias.

— ¡A mí no me hables así!

— ¿Y qué quieres que te diga?, ¿Qué todo lo que hiciste era por el bien de nosotros?, porque esa ni tú te la crees.

Wooyoung no dijo más y se fue a su cuarto.

— Espero que me acepten para irme de aquí.

Dijo ya frustrado con la relación que tenía con su padre.

Lo que dijo no era mentira.

La empresa de su padre y la del señor Choi competían por ser la número uno en la ciudad. El señor Jung estuvo a punto de obtener ese puesto, pero gracias a que uno de sus empleados filtró a la prensa videos, fotos y contratos fraudulentos, todo lo que el señor y la señora Jung construyeron se vino abajo.

El señor Jung estaba tan obsesionado con su deseo de poder que hizo cualquier cosa para asegurarse de que el primer lugar fuera suyo, no de la empresa ni de su familia que tanto lo ayudó, sino solo de él. Esto llevó a que el señor Jung se sumergiera aún más, al extremo de no poder salir del hoyo que lo tenía atrapado.

Ahora, la familia Jung intentaba salir adelante con una pequeña empresa de bisutería que tenía su esposa y el trabajo a medio tiempo que Wooyoung consiguió.

¿Y qué hacía el señor Jung? Se encerraba en su despacho haciendo nada. Al menos, eso era lo que pensaban su hijo y su esposa.

Sin embargo, el señor Jung estaba planeando desde cero una nueva empresa y se prometió a sí mismo hacerlo bien esta vez.