Extra I

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De recuerdos tristes a unos más felices


«¿Debería de interrumpirlos o no?».

Hoseok mordisqueó su labio inferior con nerviosismo y a pesar de estar, supuestamente conversando con su padre y el antiguo rey de Seúl, su mente se encontraba dispersa. Tanto como él mismo lo estaba, siendo franco.

Cuando sintió lo incisivos que estaban siendo sus dientes al maltratar su labio, se dijo que era buen momento para detenerse y soltarlo. Enfocando toda esa inquietud ansiosa, en examinar a su esposo a la distancia.

Taehyung se veía mejor, las ojeras en su rostro día con día parecían disminuir. Su sueño seguía siendo irregular y un desastre, pero estaba mejorando. Por compasión del universo, su rutina alimenticia no se llegó a arruinarse. No por mucho tiempo al menos, debido a que, el peso que había perdido de manera considerable y notoria, regresó.

Su corazón se arrugó ante el recuerdo. La vida parecía complacida en no darle un descanso.

—Si quieres hablar con él, ve.

Parpadeando repetidamente, Hoseok miró en dirección de su madre y por un fugaz momento, se cuestionó cuándo se unió a ellos.

—Estaba pensando.— excusó sin mucho esfuerzo.

—La preocupación en tu rostro dice lo contrario.

Ladeando una sonrisa, se encogió de hombros—. ¿Cuándo mi expresión ha sido otra?

—En diferentes ocasiones— replicó su madre con suavidad—, pero últimamente no ha cambiado mucho.

—La edad me ha hecho menos expresivo.

—Ambos sabemos que no es eso.

Ignorando a su padre, exhaló profundamente. Viendo a Taehyung sonreír sutilmente a quien le acompañaba. Por la forma ligera en la que sus labios estaban curvados, Hoseok podía apostar que era una sonrisa de felicitación. Una que reconocía el mérito contrario. Inconscientemente, sus labios se elevaron también.

—Deberías ir.

Dirigiéndole una corta mirada al padre de su esposo, sopesó el si hacerlo o no. Llevaban tres horas practicando, no quería interrumpir como algunas veces hacía. Pero siendo honesto, los había visto más tiempo sentados en el césped haciendo nada.

—De acuerdo.— musitó con resolución, levantándose del pequeño asiento—. De todos modos, tenemos cosas que hacer.

Viendo a su madre asentir y proceder a sacar su móvil para hacer, lo que usualmente hacía, le hizo rodar los ojos. Tenía que dejar de tomar tantas fotos, a Taehyung no le molestaba pero tampoco le agradaba demasiado. Su madre llegaba a ser persistente al querer retratar al pequeño HaeSoo. Estando solo o acompañado de ellos, no la culpaba tampoco.

—¿No crees que es momento de darle un descanso?

Tanto Taehyung como el pequeño HaeSoo de siete años, alzaron sus rostros y vieron en su dirección. El corazón de Hoseok se saltó varios latidos.

—Le estoy enseñando cómo debe sentarse.

Enarcando una ceja, el consorte del rey miró a su animado hijo. Estaba con su espalda encorvada de manera evidente y sus piernas esparcidas en toda su corta extensión.

—¿Qué tal va eso?

—Papá dice que lo hago bien.

Hoseok se rió—. Por supuesto que lo haces.— aseguró hacia el sonriente infante de castaños cabellos—. Jungkook vendrá con Jimin en unos minutos. ¿No debería tomar un baño?

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