Capítulo 3

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"Soy su novio" las palabras se repetían en mi cabeza mientras le miraba con la boca ligeramente abierta. ¿Cómo no me lo había dicho antes?

-Está bien, te puedes quedar. Pero estate callado, ¿eh? -dijo el doctor sacándome de mis pensamientos. -Bueno, empecemos. Sigue con la mirada la luz -hice lo que me decía y seguí la luz blanca de la linterna que movía de un lado a otro.- Vale, no se ve nada mal. Ahora miremos esta herida tapada de aquí...¿qué es lo último que recuerdas? -preguntó mientras me quitaba la gasa e inspeccionaba la herida.

-Las luces de un coche. Estaban muy cerca y sonaba la bocina. Caminé hacia atrás y tropecé. Lo siguiente que recuerdo es levantarme del suelo empapada, sin batería y sin recordar nada.

-Ajam...Habrá que hacer más pruebas, pero lo más seguro es que sea amnesia. Nunca se sabe cuándo te volverá la memoria, o siquiera si volverá. Entrega este papel a la recepcionista, ella te dará cita para las pruebas necesarias. Mientras tanto -esta vez habló mirando a Belén y a Marcos -no podéis decirle nada muy importante o que la pueda preocupar. Cuanto menos le digáis de su pasado mejor, hay veces que reaccionan mal. Eso sí, cuando podáis, llevadla por los lugares que conoce, con la gente con la que se llevaba...eso la puede ayudar a recordar por su propia cuenta. Te daré también una cita con el psicólogo, para que le vayas contando tus avances.

Asentí con la cabeza, mareada de tanta información y me levanté tambaleándome ligeramente. Marcos lo vio y me agarró por la cintura para que no me cayera. Caminamos hacia la puerta.

-Adiós y muchas gracias -dijo Belén antes de que saliéramos. Cuando llegamos a la calle ya había oscurecido, habíamos estado varias horas en el hospital. Entramos en el coche y fuimos en silencio hasta la casa. Nadie habló hasta que entramos por la puerta. -Ven cariño, te voy a dar ropa para que duermas y te voy a enseñar tu cuarto.

Seguí a Belén hasta una habitación en la planta de arriba y esperé ahí cuando se metió en la habitación de enfrente, que debía ser la de Marcos, para salir con una camiseta larga limpia. Cogí la camiseta y le di las gracias.

-No hay de qué cariño -me dio una cálida sonrisa.- Se que todo esto debe ser muy difícil, pero escúchame bien, tienes que ser fuerte ¿entendido?

Una lágrima se escapó de mis ojos mientras intentaba decir algo y ella rápidamente me dio un gran abrazo -todo estará bien -susurró en mi pelo y me dio un pequeño beso en la cabeza. -Ahora descansa, debes estar agotada.

-Buenas noches -dije con un hilo de voz.

-Buenas noches.

Y se fue, cerrando la puerta. Me acerqué a la cama y me cambié de ropa. Cuando ya estaba lista, apagué la luz, me quité las gafas y me tumbé. Después de un rato dando vueltas en la cama, me puse bocarriba, con los ojos abiertos. Sinceramente, no tenía sueño y el mogollón de pensamientos dando vueltas por mi mente no ayudaban. Miré la hora en el reloj que había en la mesita de noche. Eran las doce, quizá aun no era tan tarde...

Me levanté y caminé decidida hacia la puerta, tenía que hacerlo rápido antes de que lo pensara mejor y diera media vuelta. Con mucho cuidado abrí la puerta para cerrarla de nuevo al salir. Me puse delante de la puerta de Marcos y llamé suavemente dos veces.

-¿Si? -escuché al otro lado, entonces cogí aire y giré el pomo para poder entrar. Me lo encontré tumbado en la cama, con la luz de la mesilla encendida y un libro en la mano.

-No puedo dormir -di una pequeña sonrisa, a lo cual me respondió con una carcajada.

-Pasa -dejó el libro en la mesilla y se hizo a un lado de la cama para que pudiera sentarme. Cerré la puerta con cuidado de no despertar a Belén y me acerqué. Me senté en un borde lo cual hizo que se pusiera un poco serio, aunque yo no entendiera por qué -Muchas cosas que asimilar hoy, ¿verdad?

-Pufff, demasiadas -solté una pequeña risa. No entendía por qué pero estando a su lado estaba tranquila y sonriente, como si nada de eso estuviera pasando. Esto me hizo preguntarme una cosa que no pude resistirme a decir en alto. -¿Es verdad? -Él me miró confuso, preguntando con la mirada a qué me refería -¿Es cierto que eres mi novio?

Me dio una sonrisa tensa y miro hacia una pared. Seguí la mirada y vi que había fotos pegadas en ella, pero no alcanzaba a distinguir lo que aparecía en ninguna. Nuestros ojos se encontraron y nos quedamos mirándonos en silencio por un tiempo.

-Sí, sí que lo soy -habló por fin. Mi corazón se detuvo un par de segundos y las lágrimas se agolparon en mis ojos comenzando a caer sin poder detenerlas. Marcos se sentó rápidamente y se acercó a mí abrazándome por la espalda. Nos quedamos así hasta que las lágrimas dejaron de caer y me tranquilicé un poco -¿estás mejor?

Asentí con la cabeza. Me estaba empezando a hartar de llorar tanto y de no tener qué decir. Llorar y asentir con la cabeza se sentía como lo único que había hecho en todo el día.

-¿Por qué lloras ahora? ¿Tan feo soy?

Solté una pequeña carcajada mientras negaba con la cabeza y le miré a los ojos, agradecida de que me hiciera sonreír en estos momentos. Volvió a la posición en la que estaba antes de mi ataque de llanto y me miró desde ahí abajo, indicando con gestos que me tumbara con él. Y eso hice, ocultando mi cara sonrojada en su pecho cuando pasó su brazo por detrás mío. Cuando él rió una imagen me vino a la mente.

Entré a la habitación y le encontré ahí, durmiendo abrazado a la almohada. Su madre me había abierto la puerta, pero en cuanto entré me dijo que se iba a hacer la compra, por lo que no tenía que molestarme en no hacer ruido. Sonreí con ganas y corrí hacia la cama gritando y saltando sobre él. Marcos se despertó de golpe pero sus ojos sonrieron en cuanto me vio y comenzó a reír conmigo. Me hizo cosquillas y giró sobre sí mismo, haciendo que esta vez estuviera yo debajo suyo. Cuando paramos de reír nos miramos a los ojos y nos besamos.

Cuando volví a la realidad no sabía exactamente qué era lo que había visto. ¿Habría sido un recuerdo? ¿O una simple imaginación mía? No estaba segura pero ahora otra duda rondaba por mi cabeza. Levanté la vista, apoyando la barbilla en su pecho para poder mirarle a la cara cuando le hablaba.

-Tengo otra pregunta, ¿nosotros...ya sabes...hemos llegado a...hacerlo alguna vez? -le pregunté tímida mientras veía cómo sus ojos me miraban divertidos.

-Estás roja como un tomate, nunca cambiarás -rió- y no, no hemos llegado a eso, tú sigues siendo virgen.

-¿Y tú no? -la curiosidad me hizo preguntar.

-No...bueno yo ya no lo era cuando comenzamos a salir... -dijo algo cortado, pasándose la mano por el pelo.

Asentí con la cabeza, de nuevo sin saber qué decir, y me volví a apoyar en él a modo de almohada. Lentamente cerré los ojos y casi sin darme cuenta me quedé dormida.

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Hola holaaa! Aquí os dejo otro capítulo, espero que os haya gustado.
Siento muchísimo haber tardado tanto en actualizar, y para las lectoras de mis otras historias todavía más 😓
Este último trimestre ha sido muy duro para mí y pensé que ahora en verano tendría más tiempo, pero no estoy en casa ni un minuto. Hoy he aprovechado el día de lluvia para actualizar, pero no se cuando podré volver a subir otro. Solo os pido paciencia y tiempo.
Y bueno, de nuevo agradeceros a todos los que leéis, votáis y comentáis. Sin vosotros esta historia estaría muerta.
Muchos besos

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2015 ⏰

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