Cap.4

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No había dormido prácticamente nada, aún así tuve que levantarme e ir a trabajar. La rutina de siempre, nada nuevo. Cojo el coche y me dirijo al edificio, pasando por el jardín para saludar a Brianna, ya que desde lo ocurrido hace unos meses tomé como costumbre pasar un rato por el jardín y charlar con ella. Me notó cansado, así que nos tomamos un café en la sala común de empleados y seguimos charlando dentro. La charla se detuvo en cuanto mi nombre fue anunciado por megafonía, querían que fuera a la oficina de Anthony.

Cuando llego y entro me encuentro con, además de a Anthony quien está de pie, a Vanessa.

-Buenos días Harry.-saluda la joven.

-Buenos días Vanessa, qué ocurre?-respondo amablemente.

-Vanessa me comenta que no puede seguirte el ritmo así que pregunta si no te molesta que solicitemos a una secretaria personal.

Miro a Vanessa, quien se ve algo avergonzada...no me mira a la cara, juguetea con las manos y mueve con nerviosismo sus pies.

-Claro no hay problema.-respondo con una sonrisa.

Vanessa me mira y al ver que sonrío se relaja un poco y sonríe un poco también. Anthony asiente y se sienta en su silla para escribir en el teclado de su ordenador. Vanessa relaja su postura del todo y se pone a mi lado, mirando a su padre y luego a mi. Yo la miro y le sonrío y ella a mi. Anthony termina de escribir y nos mira, entrelazando sus dedos.

-Le envié unos folletos a Alex, es quien se encarga de la informática del lugar y por lo tanto de imprimir las otras cosas que no sean periódicos. Vanessa, llévalo hasta él.

-Si padre, ahora mismo. Vamos.-ella me mira indicando que la siga y juntos salimos del despacho.

Subimos al último piso...deberían instalar un ascenor, tengo que subir y bajar muchas veces al día y me canso cuando tengo que subir varios pisos...a pesar de estar en forma el cardio no se me da bien. Llegamos al tercer piso, el último, Vanessa me dejó frente a una puerta y se fue. Llamo a la puerta y una voz me invita a pasar. Todo está bastante oscuro, lo único que da luz son las luces de las pantallas y una pequeña lámpara de escritorio de luz amarillo. Frente a un escritorio, encorvado, se encontraba un chico negro, de gafas rojas y se vestía poco profesional comparándolo con el resto de empleados, incluso Brianna y Mel se vestían según sus respectivos trabajos. Aquel chico llevaba una sudadera desgastada, unas bermudas y sus calcetines amarillentos (seguramente antes blancos) le subían hasta casi las rodillas, al menos llevaba zapatos...rotos.

-Hola tío! Debes de ser Harry!-el chico de levanta y se estira la espalda antes de chocar su mano con la mía.

-Hola...sí, soy Harry, Anthony te envió algo para que me imprimas.

-Si señor!-se vuelve a sentar en la silla y se arrastra hasta la impresora con ella, ya que esta tiene ruedas.

-Gracias.

-De nada.-toca unos botones aún en el sitio.-Son 5 dólares.-me mira con una sonrisa burlona.

Lo miro extrañado y busco la cartera. Él se ríe y yo lo miro extrañado.

-Era broma tío! Jajaja como se nota que no me conoces.-se levanta mientras la impresora empieza a maquinar, yo me río un poco por no hacer la situación incómoda.-Tardará un rato, son muchas copias.

Nos quedamos los dos en silencio, él me miraba con una sonrisa y yo lo miraba incómodo. Hasta que pestañea varias veces y se ríe un poco.

-Ay perdona, disocié jaja.-se aleja y enciende la luz de la habitación.

Frunzo el ceño al sentir tanta luz de golpe, pero en seguida me acostumbro. Alex vuelva a acercarse y mira la impresora mientras se sienta en su silla y se arrastra hacia su ordenador, el único encendido entre los varios que habían. Empezó a jugar al Pac-man como si nada y pone toda su concentración en el juego. Yo solo lo miro con extrañeza, pero él ni caso. Unos pocos segundos después ya tenía las copias, y como si el chico estuviera conectado a la máquina inmediatamente fue a coger las copias y me las entrega.

Entre trozos de periódico y tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora